"La palabra ha sido reemplazada por el golpe"

"La palabra ha sido reemplazada por el golpe"

En las casi dos décadas que lleva trabajando en la prevención de la violencia, ha visto cambios: dice que han aumentado las denuncias por abuso sexual a niños, y que las mujeres de clase media han ido perdiendo el pudor para denunciar si son golpeadas.

08 Junio 2008
Cuenta la abogada especialista en prevención de la violencia Lucía Briones que cuando ella y su equipo de la Municipalidad capitalina dan charlas en las escuelas, les hacen notar a los adolescentes que entre ellos ya no se llaman por su nombre: la identidad que los uniforma, ahora, es el " eh, bolú...".
"Lo que les decimos es que ya no son Juan, Pedro o Diego. Ahora es "eh, boludo, ¿qué hacemos esta noche?. Y los hacemos reflexionar que cuando hablamos con ese "boludo" con quien estamos por salir, y que es un amigo,¿ qué queda para cuando se tiene una diferencia con esa persona? El margen que queda es muy estrecho. Y se quedan pensando. Se reemplaza la palabra por el golpe. Y lo mismo pasa con las parejas. Ahí se nota que hay un umbral de tolerancia muy bajo. Hay una bajísma capacidad para soportar la frustración. Recordemos el caso de las chicas que golpearon a otra "porque era linda", afirma la doctora Briones.
En los casi 20 años que lleva trabajando en cuestiones relacionadas con la violencia doméstica, Briones ha ido compartiendo experiencias y estrategias para la superación de esa epidemia en diversos foros latinoamericanos, en la municipalidad -su sede laboral- o en las redes que integra, con otras organizaciones estatales o civiles que trabajan el mismo tema. En estas dos décadas de trabajo, la especialista ha visto una concientización creciente de sus derechos entre las mujeres; pero también opera con otros fenómenos más nuevos, como el aumento de denuncias de violencia "entre noviecitos" (bajó la edad de los denunciantes), y por abuso infantil.

- En las denuncias por violencia entre novios ¿se observa que las mujeres se han vuelto más violentas?
- En algunos casos, sí. Cuando se empieza a indagar en las historias de vida de estas adolescentes, se advierte que ellas provienen de hogares violentos, y que han tomado la decisión de no dejarse golpear como su mamá. Pero no han resuelto el problema de forma saludable; por el contrario, se han identificado con la figura agresiva del padre para no ser pasivas como la madre.

- Desde una perspectiva conceptual, antes se hablaba de violencia de género ¿Y ahora, qué?
- Los casos de mujeres que ejercen violencia siguen siendo estadísticamente menores. En las relaciones de pareja, antes decíamos que había un 2 % de hombres golpeados; ahora estamos entre el 6 y el 10 % en esta franja de violencia cruzada en el noviazgo; y, por ahí, de ciertas chicas que maltratan a los novios. ¿Qué es lo que ha pasado? Así como están esas niñitas que decían: yo no quiero ser como mi mamá, hay hijos varones que han dicho: "yo no quiero ser como mi papá; no quiero maltratar ni a mi mujer ni a mis hijos". Y buscan como novia a una chica con más carácter. Cuando en realidad es una chiquita que, involuntariamente, ha elegido identificarse con la figura de un padre agresivo, y han elegido como novio una persona más pasiva.

-¿ La violencia sigue atravesando a todas las franjas sociales?
- Sí. Pero uno de los cambios que he visto en estos años es que las mujeres de clase media y alta ahora son capaces de ir a la Municipalidad, y dejan constancia por escrito de su denuncia. Hasta hace unos años, por cierto pudor social, se amparaban primero en una identidad falsa, y nos reuníamos en un bar, como una cita a ciegas, hasta que nos tomaban confianza. Ahora no; ahora te dan el nombre completo, el domicilio, el teléfono. En las mujeres de clases socioeconómicas más castigadas, el índice de denuncia siempre fue el mismo. Sienten que no tienen nada que perder.

- ¿En qué consistió el proyecto por el cual fue premiada en Costa Rica la Municipalidad de San Miguel de Tucumán?
- Es un premio que fue compartido con dos municipios de México y de Chile. Lo ganamos por el proyecto "Conozco mis derechos, los hago respetar y construyo espacios de no violencia para todos". Cada vez que llegaba una persona que era víctima de violencia familiar, lo que notábamos era que esa persona no conocía qué derechos la asistían. Y no me refiero al Código Civil, o a las leyes provinciales que las protegían, sino al derecho de que su denuncia policial fuera tomada como una denuncia y no como una mera exposición, o una constancia policial. Cuando conoce sus derechos, esa persona se empodera, y los hace valer, tanto en la Policía como cuando se las deriva a Tribunales. Ese desconocimiento de los derechos que las asisten generaba la posibilidad de que en otros ámbitos fueran victimizadas nuevamente, esta vez por parte del Estado o de alguna institución.

- ¿Cómo se difunde ese programa?
- En 1995 se creó el grupo de ayuda mutua para mujeres maltratadas. Y se vio su efectividad cuando hace cuatro años se conformó una ONG compuesta íntegramente por mujeres que han salido de su situación de violencia, y que es la ONG "Atenea". Ellas son algo así como nuestra bandera, en el sentido de que han llegado a conocer sus derechos, los hacen hecho respetar y valer. Y han ido construyendo y generando otros espacios de no violencia para todos, y ya no solamente para ellas. Van a las comisiones de Familia en la Legislatura, y tienen presentados varios proyectos de ley, entre ellos uno de remplazo de los refugios, que no han sido implementados, y una guardería.

- ¿La gente va a buscarlas? ¿O el programa sale a buscar a la gente?
- Llegan por distintas vías. A veces se los busca; a veces saben del programa a través de los medios. LA GACETA cumple una función muy importante al respecto. Se toman su tiempo para animarse a denunciar, porque el tema las moviliza mucho.

- También aumentaron las denuncias por abuso sexual infantil.
- Muchísimo. Hasta hace un tiempo recibíamos una denuncia por mes; y ahora estamos recibiendo una por semana.

- El abusador sigue siendo alguien del entorno ?
- Lamentablemente, sí. En eso no se han modificado los índices. En el 83 % de los casos, es alguien conocido por el chico: alguien del entorno familiar, de amistades; del colegio. Ahí ingresa otro programa municipal, que es el de Prevención de abuso sexual a menores. Vamos a las escuelas con un video canadiense a través del cual se les enseña a los niños a reconocer posibles situaciones de abuso, poder tomar distancia de esas situaciones, y saber a quiénes pedir ayuda; a conocer su cuerpo.

- En cierto sentido, eso es impartir educación sexual...
- Exacto. Porque educación sexual no sólo implica enseñarles cómo se pone un preservativo, o cómo es una relación sexual. Educación sexual es aprender a respetar el cuerpo propio, a protegerlo.

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