"Los padres tienen que denunciar su venta"

"Los padres tienen que denunciar su venta"

Miroli teme que llegue a la clase media.

16 Marzo 2008
“En los ba­rrios mar­gi­na­les se ins­ta­lan co­ci­nas do­més­ti­cas y ahí ela­bo­ran el pa­co. Es ve­ne­no, y fu­mar­lo es le­tal”. Esas fue­ron las pa­la­bras que uti­li­zó el doc­tor Al­fre­do Mi­ro­li, se­cre­ta­rio de Es­ta­do de Pre­ven­ción y Asis­ten­cia de las Adic­cio­nes, pa­ra ex­pli­car la irrup­ción de esa sus­tan­cia en esta pro­vin­cia.
El es­pe­cia­lis­ta ase­gu­ró que el or­ga­nis­mo re­ci­bió el año pa­sa­do a dos jó­ve­nes, de en­tre 15 y 20 años, que con­su­mían esa dro­ga, y en lo que va de es­te año, fueron asistidos otros dos adictos al paco.
Mi­ro­li sos­tu­vo que, en el país, el pa­co co­men­zó a con­su­mir­se des­pués de la de­va­lua­ción. “En los 90, la gen­te to­ma­ba co­caí­na. Pe­ro des­pués, con los pro­ble­mas eco­nó­mi­cos, el pre­cio de la do­sis au­men­tó. Las cla­ses más pu­dien­tes son las que si­guie­ron usán­do­la, mien­tras que los de­se­chos de la fa­bri­ca­ción de la co­caí­na fue­ron des­ti­na­dos a las per­so­nas de ba­jo po­der ad­qui­si­ti­vo”, ex­pli­có. El fun­cio­na­rio agre­gó que pa­ra evi­tar que el con­su­mo del pa­co si­ga cre­cien­do en la pro­vin­cia, los tu­cu­ma­nos de­ben de­nun­ciar su exis­ten­cia. “Si los pa­dres co­no­cen a quie­nes les ven­den a sus hi­jos, de­ben avi­sar a las au­to­ri­da­des. Es­to ge­ne­ra­rá in­tran­qui­li­dad en­tre los tra­fi­can­tes y di­fi­cul­ta­rá la co­mer­cia­li­za­ción”, aña­dió.

Proyectos
El es­pe­cia­lis­ta opi­nó que los adic­tos al pa­co ne­ce­si­tan un tra­ta­mien­to es­pe­cial. “A es­tos chi­cos no hay que dar­les char­las; la so­lu­ción es sa­car­los de la ca­lle, dar­les una fa­mi­lia sus­ti­tu­ta ade­cua­da y en­con­trar­les un pro­yec­to de vi­da”, ex­pre­só Miroli.
“Se­rá un pro­ble­ma si es­ta dro­ga lle­ga a la cla­se me­dia . Va­mos a se­guir ha­blan­do y ca­pa­ci­tan­do, pe­ro el pro­ce­so de edu­ca­ción es len­to. Es­ta es­tra­te­gia ayu­da a asu­mir una de­ci­sión, no a reem­pla­zar a la per­so­na en su de­ci­sión”, con­clu­yó.

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