La revelación de Sergio Massa, no advertida por el presidente, Alberto Fernández, ni por Martín Guzmán, (“Cimbronazo”, LA GACETA, 09/07) sobre la presión que ejerció el FMI para que Argentina desista de construir el gasoducto Néstor Kirchner, es uno de los tantos condicionamientos con tintes políticos que trató de imponer el organismo de crédito durante el acuerdo por la deuda (“El FMI y la Política”, LA GACETA, 21/02/22). La misión del FMI, como herramienta de conquista y sometimiento financiero, al servicio de algunos miembros del organismo, mostró su verdadero propósito cuando rompió las reglas más elementales que rigen las relaciones entre acreedor y el deudor en la búsqueda de zanjar sus compromisos. El FMI, en el ámbito internacional, cumple el papel de prestamista, lo mismo que cualquier entidad financiera, por lo tanto debe cumplir y hacer cumplir el mandato del Directorio (Directorio Ejecutivo en el caso del FMI) en defensa de los intereses de los socios, o de los países miembros del organismo internacional. La pretensión de interrumpir la construcción del gasoducto en Argentina, revela que el FMI antepone el sometimiento geopolítico de los deudores, a la supervivencia del organismo de crédito como tal, y por ende a los intereses de los Estados miembros. Esta inaudita condición encendió las alarmas en algunos países miembro, porque es inadmisible que el acreedor obstruya el ingreso de fondos a las arcas del deudor, impidiéndole cumplir sus obligaciones. Frente a este intento de manipulación, incompatible con la verdadera función del FMI, el representante de China intercedió en favor de nuestro país, advirtiendo que la demora en definir el planteo argentino habilitará al gigante asiático, para ampliar la utilización del segundo tramo del swap, (“La Política Online”, 11/07) para que nuestro país pueda pagar todos los vencimientos (“Los tiempos de la Crisis”, LA GACETA, 10/05). Sin duda que la propuesta del país asiático neutraliza la hasta hoy supremacía de EEUU en las negociaciones del FMI con nuestro país. Frente a este nuevo escenario sólo me queda por decirle al Presidente: regrese al planeta Tierra y “…lo que tenga que hacer, hágalo pronto…”

José Emilio Gómez

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