Cuenta la historia que, el 28/08/1821 el General San Martín inauguró la Biblioteca Nacional de Lima, Perú, y allí él dijo: “Los días de inauguración de bibliotecas son tristes para los tiranos como felices para los amantes de la libertad”. Hoy llega desde Suecia la noticia de que se replanteó la educación digital en las escuelas: ¿Vuelta a los libros? Bueno, en principio, y luego de verificar un retroceso en las pruebas Pirls de comprensión de textos, se decidió dar un vuelco, y distribuir libros físicos en las escuelas suecas. En fin: “Un regreso a la lectura en el ámbito escolar en detrimento de las pantallas”, dijo la ministra de Educación Lotta Edholm. Ella asoció el retroceso en la comprensión con los avances tecnológicos. La medida fue cuestionada y será el tiempo que pase quien dirá si este cambio educativo estaba en lo cierto: el debate está servido. En nuestro país, más de la mitad de los chicos carecen de hábitos de lectura y el poco comportamiento lector no regresó a niveles prepandemia (informe UCA). El libro, que es el icónico símbolo de la alfabetización y la cultura, está tristemente en retroceso en el mundo y también en nuestro país, en el que más de la mitad de los chicos no leen libros con mayor incidencia en hogares humildes. Ese empeoramiento del hábito de la lectura está, creo, vinculado a la inercia del ámbito educativo ya que la escuela (así como el hogar) tiene un rol protagónico en la génesis de leer libros en los chicos. El aislamiento de la covid nos dio la posibilidad de observar que al no ir a la escuela el niño o la niña se alejó aún más de leer. Y si bien, en la Argentina no se practican las pruebas Pirls, creo y calculo que, de hacerse, el resultado hubiera sido paupérrimo. Basta conversar con profesores de primer año de nuestra universidad para ver el drama que se genera, año a año, en los ingresantes por la falta de comprensión de textos y/o entendimiento de consignas de trabajos o estudios. Muchos políticos dicen: “La educación es una prioridad”. Solo me suena a una simple declamación y creo que no tienen idea de lo que pasa ya que encima creen que regalando una tablet a los chicos con esto ya está todo solucionado. Dan lástima por la pobreza de ideas y planteamiento. La inclusión, si de eso se trata, es en realidad que: todos podamos alcanzar logros. Y sin mediocridad. Elevar el nivel de los docentes. Mejorar el nivel de las escuelas brindando calidad. Exigiendo calidad. Nivelando hacia arriba y dejando de aligerar contenidos ya que cada vez se enseñan menos cosas. ¡Por favor: hace falta sentido común! Y una verdadera cruzada educativa. Una educación no se consigue: sin sacrificio, sin esfuerzo y sin estudio. Mientras en Suecia se instrumenta un replanteo, en nuestro país se siguen con prédicas demagógicas que, son una verdadera estafa a la sociedad. No hay futuro en un país en donde los chicos no aprenden a leer y a escribir. Y es una tragedia educativa hoy invisible para la agenda política. “No me enorgullezco de los libros que he escrito, sino de los que he leído”, decía Jorge Luis Borges. Basta comparar los edificios de la Legislatura de Tucumán con los de la Biblioteca Alberdi para reflexionar acerca de la prioridad que la dirigencia le da a los libros.
Juan L. Marcotullio
marcotulliojuan@gmail.com