El peronismo ha sido un motivo continuo de reflexión para Juan José Sebreli a través del tiempo. Podemos ubicar sus primeras consideraciones sobre la temática desde los inicios de su trayectoria intelectual, cuando siendo un joven veinteañero publica el artículo “Aventura y revolución peronista. Testimonio”, en el número 7-8, del año 1956, de la revista Contorno. En dicho artículo, aparecen embrionariamente elementos que tomarán forma diez años después en su obra ensayística Eva Perón, ¿aventurera o militante?, donde ofrece una interpretación novedosa sobre dicha figura. Pero habrá que esperar unos años más para que el autor consolide una determinada perspectiva sobre el comentado fenómeno político en su libro Los deseos imaginarios del peronismo, del año 1983, perspectiva que en líneas generales ha mantenido con posterioridad. A partir de allí, de una u otra manera, la temática en cuestión volverá a aparecer en distintos trabajos del ensayista que llegan hasta años recientes, como ser la nueva versión publicada en el año 2019 de la obra señalada.

Siendo Los deseos imaginarios del peronismo el ensayo en el cual Sebreli aborda de la manera más integral el fenómeno peronista, recordar algunos de los aspectos principales de la obra, incluso citando algunas de sus propias palabras, posiblemente sea la manera más fiel de dar cuenta del pensamiento del autor sobre el tema.

En el texto, Sebreli se refiere al “primer peronismo” especialmente, es decir, al gobierno de Perón en el período 1946-1955, que sería la matriz fundante del movimiento y que le otorgaría sus rasgos esenciales. Según nuestro autor, por una parte, dicho gobierno tuvo rasgos bonapartistas. Al respecto, recordemos que “bonapartismo” es una noción derivada de la obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte, de Carlos Marx, que alude a un tipo de gobierno que ejercería un poder personal por encima de las clases sociales en pugna, cumpliendo el papel de árbitro entre ellas. El ensayista lo dice claramente: “El papel doble jugado por el bonapartismo peronista consistía en presentarse a la clase trabajadora como portavoz de sus reclamos a la burguesía (…), pero a la vez, ofrecerse a la burguesía como el único capacitado para frenar a las masas y evitar el desborde”. Es decir, para el autor, el peronismo no tuvo el carácter de una verdadera transformación social, sino que convirtiéndose en árbitro entre clases sociales antagónicas produjo algunos cambios para que en el fondo no cambiase nada.

Por otra parte, para Sebreli, el peronismo también tuvo a la vez rasgos fascistas. Sobre este aspecto, el ensayista recuerda que Perón pudo acceder a la presidencia por voto popular, porque previamente había dado beneficios a los trabajadores gracias a ser funcionario de un gobierno surgido del golpe de Estado del 4 de junio de 1943, golpe en el cual no faltaron militares germanófilos. Para nuestro autor, bajo el gobierno de Perón se dieron muchas de las características básicas del fascismo, como ser “apoyo y movilización de masas, creación de una ideología nueva aparentemente opuesta a la tradicional, intento de estructurar un Estado totalitario alrededor del partido único y del jefe carismático”. Sobre este último y esencial aspecto, hay que destacar que el ensayista considera que el Poder Legislativo quedó subordinado al Poder Ejecutivo, y que otro tanto sucedió con el Poder Judicial.

Además, si bien dijimos que básicamente Sebreli analiza en el ensayo al “primer peronismo”, eso no le impide abordar en 1983 un fenómeno reciente para la época, la organización armada Montoneros, siendo el ensayista uno de los primeros en examinar tal fenómeno. En el capítulo que lleva el elocuente título de “Fascismo de izquierda”, el autor recuerda el pasado católico de militantes montoneros. Para él, ese pasado sería precisamente el que les otorgaría ciertos rasgos a sus miembros, como ser “el irracionalismo, el sectarismo, el ascetismo, el culto del sacrificio individual en aras de la humanidad, el anhelo de absoluto, la adoración de la muerte”. Asimismo, sobre Montoneros, es importante el señalamiento que efectúa Sebreli sobre sus rasgos militaristas y autoritarios pues entiende que, al privilegiar la acción militar sobre la política, se convirtió en una organización “autoritaria, elitista, ultracentralizada, antidemocrática, verticalista”.

Por cierto, el punto de vista de Sebreli sobre el peronismo es controversial, como suele suceder con su perspectiva sobre otros tantos fenómenos abordados en sus ensayos. Por ello, se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con lo sostenido por él. Sin embargo, aunque sus textos sean debatibles, creemos que debe reconocerse que sus ensayos surgen de una reflexión cuidadosa y en los cuales los argumentos tratan de ser fundamentados con numerosos y variados ejemplos.

© LA GACETA

Carlos Cámpora - Licenciado en Letras (UBA). Magíster en Sociología de la Cultura (UNSAM).