El dólar metió la cola por primera vez en la economía de la Argentina durante la década del 30 del siglo pasado, cuando se implementaron los primeros controles cambiarios. El dato se halla en el libro El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019), de Mariana Luzzi y de Ariel Wilkis, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), especialistas en sociología del dinero. El texto señala que hacia 1950, la divisa ya se había convertido en un elemento de interpretación de la realidad económica de nuestro país. Pero acaso la primera expresión de popularización del dólar se haya dado tras la megadevaluación ejecutada por Celestino Rodrigo, el ministro de Economía de María Estela Martínez de Perón, que había motivado un debate generalizado en la ciudadanía sobre la problemática de la cotización de la moneda estadounidense.

En ese sentido, con mayor o con menor intensidad, prácticamente todos los Gobiernos de la historia del país -sobre todo, tras la vuelta de la democracia- implementaron medidas que afectaban al dólar. Por estos días, se tornó casi una obsesión para la gestión de Alberto Fernández; en particular, para el ministro de Economía, Sergio Massa.

Hoy comenzó a regir un nuevo esquema para acceder a las versiones bursátiles de la divisa: el Contado con Liquidación (CCL) y el Mercado Electrónico de Pagos (MEP). Por un lado, los Agentes de Liquidación y Compensación (ALC) y los Agentes de Negociación (AN) no podrán dar curso ni liquidar operaciones de venta de valores negociables con liquidación en moneda extranjera a clientes que tengan posiciones tomadoras en cauciones, cualquiera sea la moneda de liquidación. Por otro lado, se establecen límites a las carteras propias de las ALC, en cuanto a la cantidad de valores negociables vendidos respecto de la cantidad de valores negociables comprados -con liquidación en moneda extranjera y en jurisdicción local o extranjera-, realizadas en el segmento de concurrencia de ofertas, con prioridad precio tiempo. La medida fue consensuada con las firmas del sector financiero, y con las autoridades de la Bolsa de Valores y de Bolsas y Mercados Argentinos; y no afecta al ahorrista.

“No es un nuevo cupo; no es un endurecimiento de cupo; y mucho menos para quien pretenda ahorrar en dólares. Para el ciudadano común, que no opera en los mercados financieros, siguen las mismas reglas”, indicó Gustavo Wallberg. Y explicó de qué se trata la medida. “Es una restricciones a la operación financiera para conseguir dólares. La operación típica del CCL o del MEP consiste, en realidad, en comprar títulos o acciones en pesos y venderlas luego en dólares. La restricción consiste en que no se pueda hacer esas operaciones con dinero conseguido mediante cauciones”, subrayó.

Contó que la caución es un tipo de préstamo dentro de la propia bolsa. “Alguien pide un préstamo, y presenta títulos o acciones, que quedan en caución como garantía. Estaba ocurriendo que no solo se estaba operando con dinero propio, sino que se pedía prestado en el propio mercado financiero, poniendo en caución títulos o acciones. Esta medida impide que se acceda al CCL o al MEP mediante dinero obtenido por caución bursátil”, dijo Wallberg.

Como positivo, destacó que no se trata de una imposición del Gobierno, sino que es fruto del consenso. Pero no defendió la medida. “Es un parche. Sigue mostrando que el problema es la inestabilidad o la desconfianza sobre el precio del dólar, y los inconvenientes para aumentar la oferta por dólares”, dijo.

Remarcó que estas medidas, por sí solas, sirven de muy poco. “La demanda por dólares continúa debido, por un lado, a que es un año electoral, lo que genera desconfianza sobre lo que pasará con las variables económicas; y por el otro, a la diferencia entre las cotizaciones -hay un atraso cambiario; en algún momento el dólar oficial deberá subir, y las personas se están cubriendo de esa futura devaluación”, señaló.

Explicó que en economía se restringe por precio o por cantidad. “La restricción típica por precio sería una devaluación: si el precio del dólar oficial subiera, acabaría con la demanda especulativa. Como por cuestiones políticas el Gobierno no quiere hacerlo, prefiere restringir por cantidad; en este caso, limitando la demanda al limitar el crédito para comprar dólares. Este parche tal vez calme un poco la especulación, por poco tiempo”, cerró.

Esperable

“Tras la corrida cambiaria de las últimas semanas era esperable que el Gobierno tome medidas. Entre ellas, introducir restricciones para acceder a los denominados dólares alternativos. Con esta medida, evita la fuga de dólares a través de la Bolsa y le quita presión a los dólares financieros por la vía de las operaciones de cauciones”, señaló Eduardo Robinson. A su criterio, el Gobierno entiende que poner en caución títulos para hacerse de pesos y comprar dólares fue uno de los factores que impulsaron la última corrida cambiaria.

“La medida se establece antes del reinicio de las operaciones, tras el fin de semana largo, y para poner un torniquete más al drenaje de dólares de las casi nulas reservas de libre disponibilidad que tiene el Banco Central de la República Argentina”, dijo el economista. A su criterio, el problema de fondo radica en que no funcionó el llamado “dólar soja 3”. “El Gobierno suponía que durante estos meses iba a poder contar con U$S 5.000 millones, provenientes de las exportaciones de soja; pero la operatoria no está dando resultados y ahora las expectativas pasan por lo que decida el FMI. La corrida por ahora, está anestesiada, pero no se solucionó la raíz de la inflación, de la escasez de dólares y de la incertidumbre”, alertó Robinson.

Al igual que Wallberg, consideró que la normativa no redundará en una solución definitiva. “Se trata de una medida muy acotada; puede tener un efecto limitado en el contexto macroeconomico actual”, manifestó.