El robo de cables del alumbrado público y de otros elementos tiene sus efectos colaterales. En las zonas donde se cometen estos delitos, los comerciantes se quejan porque bajan las ventas y los vecinos se preocupan por su inseguridad.

Jorge González trabaja en un drugstore ubicado en una estación de servicio de GNC de la avenida Siria y Delfín Gallo. “Estuvimos todo el mes de febrero a oscuras porque no había luz en las calles, no fue solo esta cuadra, sino hasta la Emilio Castelar”, explicó en una entrevista con LA GACETA. El comerciante añadió que ese problema repercutió en su negocio porque había menos movimiento.

“Al ver que estaba todo oscuro la gente por ahí no se animaba a andar tanto por la zona, de por sí esta parte no es muy segura, el estar a oscuras empeora más la situación”, comentó.

González también denunció el mal funcionamiento de los semáforos que cada tanto dejan de andar por los ataques que sufren  y que tardan tiempo en ser arreglados. “Eso genera que el tránsito acá sea un caos, entre la gente que viene al outlet, los que salen del hospital y los que circulan por la avenida se arma un embotellamiento porque todos quieren pasar y sentís como empiezan a los bocinazos y el griterío”.

Robos

La oscuridad que invade las calles del Acceso Norte cuando cae el sol también afecta a los empleados de comercio que salen de trabajar, ya que deben esperar los colectivos en las paradas sin visibilidad. Yeny, empleada de un local comercial contó que la asaltaron hace semanas mientras estaba en la garita esperando el colectivo.

“Fue cerca de las 22, sólo estábamos yo y otra chica más, había poco movimiento porque ese día había llovido y encima no se veía casi nada. Cometí el error de pararme cerca del cordón para ver si venía el colectivo y de la nada pasó una moto súper rápido y me arrancó el bolso, fue tan brusco el tirón que me terminé cayendo”, relató.

La víctima del arrebato dijo que no hay presencia policial en esas calles. “Sólo están los guardias que cuidan el outlet, pero supongo que no pueden hacer más que socorrerte después de que pasa todo, su trabajo es cuidar el predio no fuera, eso lo tendría que hacer la Policía que no está”, finalizó.

Otro problema

Además de sustraer metros de cables del alumbrado público, los autores de este delito también atacan propiedades privadas y se llevan los cables de los aires acondicionados.

Esto fue lo que les sucedió a una farmacia y a un bar del Acceso Norte y a un negocio de indumentaria masculina ubicado en la avenida Benjamín Aráoz al 1.100.

“A nosotros este año nos robaron en dos oportunidades”, dijo Brisa López, moza del bar Macedonia. “Las dos veces se subieron al techo y nos cortaron los cables de los aires acondicionados. No denunciamos ninguno de los robos porque al final no nos iban a solucionar nada, así que nos mantuvimos al margen”. comentó.

Nahuel Reynoso le dijo a LA GACETA que hace dos semanas les cortaron los cables y también intentaron llevarse la caja de su aire acondicionado. “Vos pasás de noche caminando por acá y está todo oscuro, esta parte está muy descuidada, a menos de 100 metros está la comisaría y no hacen nada, los policías ni andan por acá, entonces los choros saben eso y aprovechan”, indicó durante la entrevista

Además comentó que su local no fue el único en sufrir ataques, sino que a otro domicilio ubicado a unos metros también le robaron los cables y que a la pinturería que está al frente de su negocio le sacaron la luminaria que tenían instalada afuera.

“A nosotros nos están robando los cables de alimentación”, advirtió Hugo Robledo, un vecino del barrio Sarmiento. “Esto viene pasando desde hace unos meses y causa un daño tremendo porque quemaron un montón de electrodomésticos, Edet provee de nuevo el cable, pero larga la luz sin avisar entonces se queman”, destacó.

Respecto a las fallas en el alumbrado público, Hugo dijo que durante las noches “entraron a robar a varios negocios y casas; aprovechan que no se ve nada y asaltan, toda la zona está así. Tenemos que vivir enrejados sino no se puede estar”.

Finalmente dijo que “el barrio está muy peligroso, pedimos una reunión con el jefe de la Policía así que ahora pusieron vigilancia a la mañana y a la tarde, pero a la noche, que es cuando pasa todo, no queda nadie”. (Producción periodística Micaela Pinna Otero)