El árbitro tucumano Hernán Maximiliano Salado Paz había sido apartado de sus funciones por la AFA, por lo que junto a un grupo de colegas demandó a la entidad madre del fútbol argentino en Tribunales. Según explicó Salado Paz, el fondo del conflicto es su pertenencia al SADRA (Sindicato de Árbitros de la República Argentina), entidad que está en conflicto con la AFA. Finalmente, el Juzgado Nacional del Trabajo N° 21 le dio la razón y determinó que la AFA debe “cesar de modo inmediato el comportamiento antisindical y la conducta discriminatoria hacia su persona”. También dispuso que Salado Paz (34 años, hijo del ex árbitro nacional Carlos Salado) vuelva a ser designado para trabajar en las categorías que correspondan.

En la sentencia emitida el 28 de febrero por la jueza Viviana Mariel Dobarro también se condena a la AFA a pagarle un millón de pesos a Salado Paz en concepto de daño moral e imponerle el mismo monto por “práctica desleal”. La última vez que el árbitro tucumano había sido designado fue en un partido del Federal A (Boca Unidos-Unión Sunchales).

“Estoy procesándolo, porque el fallo salió hace poquito. Desde 2019 venía todo bien y de un tiempo a otro me quedé sin nada -indicó Salado Paz-. Se hizo justicia, es algo que me hace muy feliz. Todavía no caigo. Ojalá que a los chicos que están en la misma situación que yo se les dé”.

“Separaron a un grupo por ser del SADRA y nos dejaron sin dirigir. No podíamos jugar ningún partido más. Venía muy bien en el ascenso, yendo a pretemporadas, eso era como una buena señal y jugando todas mis fechas en Buenos Aires. Cuando dejé de dirigir no me avisaron de manera directa, sino que de a poco, ya no teníamos partidos y si preguntabas, nadie sabía nada. Fue toda una desinformación de manera horrible”, se lamentó el tucumano, iniciado en el referato en 2003 y de larga trayectoria en categorías juveniles, en la Liga Tucumana y en el Torneo del Interior.

Ir en contra de una entidad como la AFA es todo un desafío y por ende implica riesgos. “Esto es difícil de hablar. AFA quiso manejar todo de una manera que no correspondía y a nosotros por tener ese pensamiento diferente nos separaron. No tenía miedo de que la AFA me presionara de alguna manera, dejándome sin trabajo. Los pocos que quedamos (en la demanda) estábamos firmes en hacer lo correcto”, aclaró.

Carlos Salado, director del Colegio de Árbitros de la Liga Tucumana, sostiene que las pérdidas no fueron sólo para los árbitros, sino para el conjunto del fútbol argentino. “Esta gente no sólo perjudicó a estos chicos, sino también a la AFA, que tiene que salir económicamente a afrontar estos juicios. Son cifras millonarias”, dijo el ex árbitro nacional. “Federico Beligoy, comandado por Gustavo Bassi, hicieron la división sindical, sacaron al SADRA del medio y armaron sus propios grupos. Destruyeron la ilusión, el trabajo y el presente de muchos árbitros jóvenes”, lamentó.

Salado Paz no olvida a sus compañeros, como el asistente Martín Grasso (con experiencia de 60 partidos y había sido seleccionado para dar la prueba internacional de FIFA) o Ariel Montero. “Estas cosas no deberían pasar nunca. La gente tiene que ser libre. Sin embargo lo veo difícil, la corrupción avanza, no sólo en el fútbol. Ojalá que en algún momento se corte”, comentó. (Producción periodística: Gonzalo Cabrera Terrazas)