Las mujeres en ciencia siempre han sido minoría. En astronomía también es así, pero debemos reconocer que en los países latinoamericanos el porcentaje de mujeres en la astronomía es mayor que en el resto del mundo. La primera mujer que estudió astronomía en la Universidad Nacional de Córdoba tuvo que tener un permiso especial para poder trabajar en el observatorio. Para la Unión Astronómica Internacional es un tema importante, por eso creó un Grupo de Trabajo (Women in Astronomy Working Group) para promover la participación igualitaria de mujeres en astronomía.
Si nos remitimos a la historia, Hypatia de Alejandría, que vivió en el siglo V, puede ser considerada la primera astrónoma. Hay muchas mujeres que participaron de trabajos astronómicos ayudando en las observaciones a sus hermanos o esposos, sin estar incluidas oficialmente en los trabajos. A algunas de ellas, se las reconoció bastante tarde.
Hay un grupo poco conocido, que son las llamadas las Computadoras de Harvard. El famoso astrónomo Edward C. Pickering, cuando era director del Observatorio de Harvard (1877-1919), contrató mujeres para trabajar con las imágenes que se obtenían en el observatorio. La primera fue Williamina Fleming. Luego, gracias a una donación que hizo Anna Draper, en memoria de su esposo Henry Draper, contrató otras entre las que estaban las astrónomas Annie Jump Cannon, Henrietta Lewitt y Antonia Maury, ésta última sobrina de Draper. La contratación de mujeres no fue casual, el salario de ellas era menor que el de los hombres y con el mismo dinero tenían más personal. El salario de las mujeres era el equivalente al de un hombre sin oficio, aunque algunas eran astrónomas profesionales. Despectivamente a este grupo se las llamaban el Harém de Pickering. Su trabajo era medir y clasificar las estrellas en las imágenes. Calcularon la posición y el brillo de las estrellas, además de agruparlas según su tipo espectral. De una manera simple, se puede decir que un espectro es una imagen del arcoíris que se forma cuando la luz de la estrella pasa por un prisma. Este ¨arcoiris¨ es diferente, dependiendo del tamaño, la temperatura y la composición química de la estrella. Las primeras 10.000 estrellas estudiadas que fueron publicadas por Pickering en 1890 con el nombre de Primer Catálogo Henry Draper, hoy conocido como Catálogo HD. En esta publicación no se hizo mención al trabajo de las mujeres.
Pero estas mujeres no se quedaron en el trabajo que les había encargado Pickering. Henrietta Lewitt estudió las estrellas de las Nubes de Magallanes, las dos galaxias más cercanas a la Vía Láctea. Ella descubrió un tipo de estrellas variables, las Cefeidas, encontrando una relación entre su período y el brillo. Gracias a este trabajo, se las puede usar para medir las distancias cosmológicas y se pudo entender el tamaño del universo.
La primera clasificación espectral, era bastante rudimentaria y Annie Jump Cannon, la rediseñó haciéndola más precisa. Es la que se usa actualmente y se conoce como Clasificación de Harvard. Antonia Maury descubrió estrellas binarias y estudió el período de estrellas variables. Pero su trabajo más relevante lo hizo en clasificación espectral. Ella consideraba que los espectros no podían ser reunidos en pocos grupos como lo hacían y que algunas pocas estrellas parecían de un grupo, pero sus espectros eran un poco diferentes. Entonces hizo una clasificación más compleja, con más divisiones y numerosas subdivisiones. En 1897 publica este trabajo que no tuvo mucha trascendencia. Más adelante otros astrónomos como el danes Ejnar Hertzsprung lo usa en sus trabajos se evolución estelar y también se lo usa para actualizar el Catálogo HD. En esta clasificación ella estaba descubriendo que algunas estrellas tenían una composición química diferente. Las que hoy se conocen como estrellas químicamente peculiares.
El aporte de las mujeres a la astronomía ha sido fundamental, aunque no siempre sea reconocido. Afortunadamente esto está cambiando, aunque lentamente.