El mundo quedó en vilo luego de que un cochebomba estallara sobre el puente de ingreso a la península de Crimea y generara una llamarada que dañó parte de la estructura. No se trata de un lugar cualquiera, sino de un sitio que ya había generado en 2014 una guerra entre Rusia y Ucrania (nación a la que pertenecía la península) debido a que el Kremlin denunció que se vulneraba los derechos humanos de los rusos que habitaban la región. Mediante una invasión, Rusia ocupó el territorio y, en 2018 construyó este puente.

Suministros

En la actualidad Crimea es una fuente de suministros para las tropas rusas que volvieron a invadir el país vecino tras el deseo de Ucrania por unirse a la Unión Europea y a la OTAN; algo que el presidente ruso Vladimir Putin no está dispuesto a aceptar porque significaría que occidente pueda poner misiles a muy pocos kilómetros de Moscú.

El mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky, no se adjudicó el ataque, pero para Rusia no hay dudas de que se trató de un “ataque terrorista” cometido por ucranianos.

Putin ordenó la creación de una comisión para que esclarezca el hecho y solicitó una reunión para hoy con el Consejo de Seguridad de la ONU. Un mal augurio pensando en los temores que surgieron en las últimas horas de cara a la posibilidad de que Moscú responda al agravio empleando armas nucleares.

En Estados Unidos estiman que no se llegará a ese punto crítico, pero las especulaciones son mayúsculas. En una conferencia de prensa en el Kremlin se consultó si Putin estaba evaluando esta posibilidad. La respuesta fue evasiva. El portavoz del primer ministro ruso, Dimitry Peskov, señaló que no responderían a eso porque consideraba que se trataba de una pregunta mal hecha.

En Rusia sigue la tensión. Días atrás Putin decidió reemplazar a uno de sus comandantes tras los fracasos que implicaron que la resistencia ucraniana pudiera reconquistar varios territorios que el ejército rojo tenía ocupados.