NOVELA
ASÍ EMPIEZA LO MALO
JAVIER MARÍAS
(Alfaguara - Buenos Aires)

El joven De Vedere, recién salido de la universidad, es contratado por el cineasta Eduardo Muriel como su secretario personal y traductor. En Madrid de principios de los 80, se vive la transición del régimen dictatorial a la democracia: “aquel horizonte- medita De Vedere muchos años después- nos parecía un sueño al que nos costaba dar crédito, y la sensación predominante era de alivio y de ser en verdad afortunados: íbamos a librarnos de un régimen totalitario sin pasar por otra carnicería”.

Pero Así empieza lo malo. No es una novela centrada en la actuación política: sus protagonistas no son revolucionarios, ni luchadores anti-régimen, tan sólo personajes atravesados por la historia. La prosa de Javier Marías va marcando la cadencia a favor de la extensión de la trama, por momentos rápida y por otros especulativa.

Aquel horizonte ensoñador de la democracia está mediado por una condición: el silencio. El ocultamiento y el secreto se extienden sobre la sociedad española como un espectáculo del que son todos protagonistas. Muriel pedirá a su secretario que sonsaque a un viejo amigo, el doctor Van Vechten, un profesor que colecciona ediciones de Cervantes y del que se rumorea ciertos devaneos indecentes. A través de los secretos del doctor se observan las complejidades de un matrimonio y la relatividad de todas las verdades. La narración, a fin de cuentas, es una forma de conjurar el olvido.

Paso a paso las historias personales, como el antiguo éxito de las películas de Muriel, las infidelidades de su esposa y los episodios puntuales de una España que ha quedado en el pasado, establecen un paralelismo con las transformaciones políticas: ¿Hasta qué punto somos capaces de dejar el pasado atrás?

Se trata de una novela sobre el perdón y el olvido, un largo monólogo interior que medita sobre las formas del pasado, como narración y como memoria.

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Salvador Marinano