COMPILACIÓN
ANTOLOGÍA PERSONAL (1974- 2022)
SANTIAGO SYLVESTER
(Libros del zorzal - Buenos Aires)

Como la poesía de Alberto Girri, entre otros excelentes autores argentinos y de lenguas diversas, la de Santiago Sylvester -en esta “Antología personal” que abarca poemas y prosas escritas entre los años 1974 y 2022- no está destinada a conmover sino a sorprender, a fascinar, a seducir por su novedad verbal y conceptual, lo que quizás es también otra forma de conmover. Y a ser reconocida como poesía genuina, necesaria, insoslayable, que nos cierne y nos concierne. Que desdice, para emplear una expresión inspirada de Santiago Kovadloff, la “humillación de los lugares comunes”, y dice lo no dicho todavía, lo reservado a los trasgresores de la rutina verbal, los aguafiestas de la inercia letal.

Quizás, en cambio, en sus primeros poemarios Sylvester, salteño y lector entusiasta de Manuel Castilla y tantos otros comprovincianos memorables, nos deslumbraba también con un ímpetu celebratorio ausente ahora en estas páginas. Ocurre que el poeta actual es lo menos demagógico que el lector podría imaginar y que no busca nuestro aplauso; lo encuentra sin querer por la riqueza de su casi inédita creatividad, por la gracia de su inventiva y por el rigor y la perfección de sus composiciones. Algunas de ellas son poemas consejeros realmente notables e imprevistos; por ejemplo esta “exhortación para un propósito loable”: “Ya no cumpla más años / sin discusión quédese donde está: los años / traen goteras que / aunque no se las vea / terminan mojando la alfombra. / No junte tiempo, / ni envidia, / distráigase / de la maledicencia que viene con los años: ya ve / que la palabra años /vuelve y vuelve / y no tiene buena sombra / No espere nada del paso del tiempo: el tiempo / es engañoso como lo inestable; / y si sube la cuesta y se empeña / en llegar hasta el borde, / ya juntará evidencias contra el desperdicio de envejecer. / Quédese en su estaca: sano, ágil, suelto, concupiscente”.

En las prosas que cierran la Antología, Sylvester deleita y nos regala el más pleno disfrute y, de nuevo, su gracia es admirable, por ejemplo, en “El hipo de Aristófanes”. No sólo esa gracia que anima todas las páginas del libro; también la lucidez y la mejor ironía: la de “Shakespeare, poeta laico”, un texto estupendo.

Cierra esta “Antología Personal” de reciente aparición, con una reivindicación deslumbrante, lúcida y amena de la poesía -“Insistencia de la poesía”- donde Sylvester valida la poesía abierta a lo nuevo, al desafío de lo riesgoso y aún disruptivo, sin descalificar las formas tradicionales del género.

© LA GACETA

Fernando Sánchez Sorondo