“No nos alejaremos ni dejaremos un vacío para que lo llenen China, Rusia o Irán”, afirmó Joe Biden durante su visita a Arabia Saudita. Así, el presidente de Estados Unidos subrayó que su país no está dispuesto a ceder ni un milímetro en la esfera de influencia que ejerce sobre Medio Oriente. Fue una de las definiciones que el mandatario entregó en Yeda (Arabia Saudita), ciudad de la costa del mar Rojo donde concluyó su primera gira por la región.

Biden participó en una cumbre junto a los seis gobernantes del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Barein, Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos), a los que se unieron los mandatarios de Egipto, Jordania e Irak. “El futuro lo ganarán los países que liberen todo el potencial de sus poblaciones, donde los ciudadanos puedan cuestionar y criticar a los líderes sin temor a represalias”, sostuvo el presidente estadounidense. Antes había prometido un paquete de 1.000 millones de dólares para garantizar la seguridad alimentaria en Medio Oriente y en el norte de África, amenazada desde la invasión rusa a Ucrania.

Este viaje de Biden encierra muchas lecturas. Una de ellas obedece a la compleja situación generada por la guerra en Ucrania y que había tensado las relaciones entre Estados Unidos y las potencias petroleras, históricos -y estrechos- aliados. Esos riquísimos países del Golfo, que acogen a las tropas estadounidenses y han respaldado a Washington durante décadas, se han abstenido hasta aquí de apoyar los intentos de Occidente por aislar a Moscú.

El viernes, Estados Unidos y Arabia Saudita firmaron una serie de acuerdos, aunque habrá que ver hasta qué punto prosperó el pedido de Biden para que aumente de inmediato el suministro de petróleo a su país. Los árabes son los mayores exportadores de crudo y, con un mayor flujo, Biden pretende que bajen los precios de los combustibles y se alivie algo de la presión inflacionaria que hoy complica a su Gobierno.

En lo que sí hubo avances fue en la intención -compartida por estadounidenses y árabes- de que Irán no acceda a armas nucleares. Es un punto en el que están de acuerdo (aunque jamás lo admitirían en público), árabes e israelíes.

Biden estuvo el jueves en Jerusalén, donde visitó al primer ministro Yair Lapid. De ese encuentro surgió una declaración en la que Estados Unidos reafirma su vínculo inquebrantable con Israel y expresa su compromiso duradero con la seguridad de ese país. Uno de los puntos centrales de esta iniciativa es impedir que los iraníes se conviertan en una potencia nuclear. “Estados Unidos está dispuesto a usar todas las herramientas de su poderío nacional para asegurar ese objetivo”, enfatiza el documento.

Siguiendo con el tema de Irán, Estados Unidos reveló que una delegación rusa había visitado ese país dos veces. Allí asistieron a la demostración del funcionamiento de unos sofisticados drones armados, que el Kremlin supuestamente pretende usar en Ucrania.

La Casa Blanca publicó unas imágenes obtenidas vía satélite en la base de Kashan en las que, según afirma, se ve cómo los iraníes estaban haciendo una demostración a una delegación rusa del funcionamiento de dos tipos de drones, el Shahed 191 y el Shahed 129, ambos supuestamente capaces de entrar en combate.