Aunque en otras partes del mundo es de lo más común, pensar que un colectivo podría transportar bicicletas a los tucumanos les pareció, como mínimo, raro. Y es que el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán sancionó una ordenanza para que las empresas de colectivos instalen soportes para trasladar rodados de manera gratuita. Y estalló la polémica: ¿es útil? ¿sirve para alentar el uso de la bicicleta? ¿será de fácil implementación? ¿es seguro?

Hay que decirlo: la medida no es de rápida puesta en práctica; el objetivo es que progresivamente y en hasta tres años, el 50% de la flota esté adaptada. La idea es permitir que el traslado por la ciudad se realice en más de un medio de transporte. Y esta no es la única medida en pos del uso de bicicletas: al mismo tiempo, el Poder Legislativo sancionó un dictamen sobre algunos proyectos de ley que apuntan a promover la bicicleta como medio de transporte alternativo en la provincia.

Lo que se busca lograr es lo que se conoce como intermodalidad, así lo define Matías Galindo -presidente de Meta Bici, grupo que aboga por el fomento de la bicicleta en Tucumán desde hace más de 7 años-. “Se trata de poder utilizar el transporte público y la bicicleta”, resume en dialogo con LA GACETA. “Puede parecer una contradicción, pero nosotros entendemos que el transporte público es un aliado -resalta-; esto de poder llevar la bicicleta es una alternativa para aquellos que viven lejos de la ciudad, pero que elegirían moverse por ella en bici. La medida es favorable, pero hay que ver cómo se implementa. Tiene que venir acompañada de un montón de otras políticas”

Beneficioso para todos

“Esto favorece a la intermodalidad. La idea es que yo pueda usar dos o tres medios de transporte para dirigirme de un lugar al otro. Por ejemplo: si yo quiero ir a San Javier, pero mi condición física no me lo permite, puedo cargar la bici en el colectivo y circular con ella en el cerro. O si ando en la ciudad, pero no me animo a atravesar una avenida, o se me ha roto la bici, la puedo colocar en el soporte y subirme al colectivo. Que se plantee como ordenanza es un gran paso de innovación”, reflexiona Lucía Palenzuela, secretaria de Meta Bici.

UN AVANCE. Los bikers consideran que la medida es auspiciosa, ya que busca fomentar el uso de la bici. LA GACETA / FOTOs DE Analía Jaramillo y franco vera

Y a eso apunta la ordenanza. “Esta iniciativa busca fomentar, aun más, el uso de la bicicleta como medio de transporte dentro de la ciudad y acompañar al usuario tanto en cuestiones de seguridad y climáticas”, expresó el concejal Agustín Romano Norri, responsable de la iniciativa y destacó: “Se espera que a un año, de aprobado este proyecto, cada unidad tenga al menos un soporte para tres bicicletas y se instale el soporte en el 50% de las unidades de una flota”

Algunos problemas

Lo cierto es que los bikers celebran la novedad. “Es un avance”, es la opinión general.

“Simbólicamente es un cambio importante; se le está dando reconocimiento a la bici, que va a ser central en las ciudades del futuro, pero todavía falta mucho por hacer. Lo que se ha hecho (en obras) ha sido en zonas de no conflicto. Y las verdaderas medidas para fomentar el uso de la bici tienen que realizarse en zonas de mucho tránsito”, indica Matías y advierte: “la mejor ciudad es la que tiene un buen transporte público y seguridad e infraestructura para la bicicleta”.

Los ciclistas coinciden en que hay cuestiones que podrían complicar la implementación de estos soportes. “El principal problema es que no se puede tener nada que sobresalga de la carrocería, por ley. Entonces la idea de llevarlas adelante o atrás siempre va a ser un problema -reflexiona Matías-. Lo que sí se puede hacer es llevarlas arriba, pero sería bastante difícil. Otra alternativa sería que se les haga un espacio dentro del colectivo”.

En rigor, uno de los apartados de la Ley Nacional de Tránsito (Nº 24.449) prohibe “circular con vehículos que posean defensas delanteras y/o traseras, enganches sobresalientes, o cualquier otro elemento que, excediendo los límites de los paragolpes o laterales de la carrocería, pueden ser potencialmente peligrosos para el resto de los usuarios de la vía pública”.

Pero, más allá de la ley, hay puntos que habría que tener en cuenta para poner en funcionamiento los soportes. “El ‘cómo’ es muy amplio. Hay que pensar quién la va a subir al colectivo, por ejemplo. No creo que el mayor problema sea el de los robos que podrían darse, porque eso se soluciona con un buen candado. Pero hay que pensar a quién está dirigido, qué espacios van a tener, qué tipo y peso de bicicleta podrá soportar...”, considera Lucía y resalta: “más que la inseguridad, el tema es tener la seguridad de que no se va a caer la bici, o que el colectivero va a parar cuando me vea... Es un cambio cultural; hace falta educación”

Imposible

Jorge Berreta, vicepresidente de la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán (Aetat) asegura que es difícil cumplir, hoy por hoy, con la ordenanza. “En primer lugar, es muy complicado ir con un elemento extraño a la carrocería en la culata o en el frente, como pide la normativa. Además, por ley no puede sobresalir nada de la carrocería”, indica y subraya: “nos enteramos cuando tuvimos la ordenanza en la mano. Siempre estamos predispuestos a cumplir con las reglas, normas u ordenanzas, pero en este caso es imposible. Al menos en estos momentos: sería una complicación más para el ya complejo tránsito de San Miguel de Tucumán, y la situación del transporte pública actualmente es crítica desde el punto de vista económico”.

Berreta explica que los empresarios tendrían que invertir tiempo y dinero “que no tenemos, en algo que creemos es de imposible cumplimiento hoy, que no está permitido por la ley nacional y que además dificulta la conducción” dice y asegura: “Vamos a ver si de alguna forma en el tiempo podemos implementarlo; por lo pronto, seguramente vamos a hacer presentaciones al Concejo y al Ejecutivo para explicar por qué es imposible implementarla”