Por Juan Angel Cabaleiro

Para LA GACETA - TUCUMÁN

Entre los vicios siempre reveladores del lenguaje, proliferan hoy tres muy notorios: el eufemismo, el circunloquio y la cursilería. No son casuales, ya que hunden sus raíces en el fango ideológico de una sociedad que algunos han definido como «posmoderna» o «líquida», queriendo decir que es un poco tontuna y superficial.

Propongo, para estos conceptos, las siguientes definiciones:

Eufemismo: 1. Acto de tirar la piedra y esconder la mano, llevado al terreno lingüístico. 2. Dicho que puede resultar ofensivo o hiriente, pero que ofende o hiere con disimulo. Sinónimo: hipocresía. Ejemplo: de «puta», «prostituta»; de «prostituta», «mujer en situación de prostitución».

Otros ejemplos serían: de «vagabundo», «persona en situación de calle»; de «desempleado», «persona en situación de desempleo»; de «discapacitado», «persona en situación de discapacidad», etc., etc. En general, cualquier concepto que se considere negativo va precedido por la expresión «persona en situación de…», fórmula que termina convirtiéndose, al contrario de lo que se propone, en un dedo acusador que señala y estigmatiza. Nadie diría «persona en situación de empleo / salud / riqueza».

Circunloquio: 1. Acto reflejo ante la imposición de un micrófono. 2. Manera de decir algo (por lo general insustancial o idiota) utilizando el mayor número posible de palabras. 3. Negación o repudio del precepto «Lo bueno, si breve, dos veces bueno». Sinónimo: sarasa. Ejemplo (tomado de una emisora de radio y TV local): «A lo largo de la jornada del día de mañana habrá paro de colectivos».

Cursilería: 1. Visión exacerbadamente sentimental de las cosas. 2. Mal gusto derivado de esa patología. 3. Uso ilegítimo y sobreactuado de las figuras retóricas. Sinónimo: romanticonería. Ejemplos: «caricia o mimo al alma», «ver el brillo de la luz que no tiene fin» (en referencia a la muerte de alg uien y su tránsito al más allá), «lluvia de bendiciones». Casos más graves son los poemas falsamente atribuidos a Borges, que inundan las redes sociales en el día del libro o del escritor, en especial uno titulado «Instantes».

Y aquí me detengo para imaginar un diálogo en el que el habla popular tucumana adopte las formas y maneras de nuestros referentes comunicacionales:

«Viejo, vos, en la jornada del día de mañana ¿laburás?».

«No, negra, pasa que en la jornada del día de hoy me dejaron en situación de desempleo».

«¡No me digás!, ¡qué hijos de mujer en situación de prostitución! ¡Te juro que voy y les hago ver el brillo de la luz que no tiene fin…!».

«Calmate, negrita, dejalos, que la indemnización que me dieron en la gomería es una verdadera caricia para el alma».

Pero ya nadie adopta las formas de referente alguno, porque toda autoridad ha caído en descrédito, vicio este que compensa y anula los anteriores y, por fortuna, nos salva.

© LA GACETA

Juan Ángel Cabaleiro - Escritor. Paramount acaba de adquirir los derechos de su novela Masacre en Lastenia para la producción de una serie dirigida al público latinoamericano.

* N. de la D.: En el número pasado se publicó, bajo este título y por error, una nota sobre Sara Gallardo. El autor de esa nota es Antonio Las Heras.