La pandemia frenó la lucha contra otras amenazas a la salud global como la tuberculosis, la segunda enfermedad infecciosa que más muertes causa y que se cobró la vida de 1,5 millones de personas en 2020. Los decesos por esta patología aumentaron luego de 10 años, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS) con motivo del Día Mundial de la Tuberculosis.
La OMS considera especialmente olvidada la atención a niños y preadolescentes, estimando que un 63 % de los menores de 15 años con la enfermedad no han tenido acceso a diagnósticos y tratamientos.
En 2020, último año del que la OMS tiene datos completos, los casos de tuberculosis bajaron un 1 % con respecto a 2019 (de 10 a 9,9 millones), pero las muertes subieron un 7,1 %.
La llegada de la pandemia desvió hacia la lucha contra la covid muchos recursos que estaban destinados antes a la tuberculosis, señala OMS. La organización pide ante esto inversiones urgentes para desarrollar los servicios más avanzados con el fin de prevenir, detectar y tratar una enfermedad que, pese a ser relativamente fácil de diagnosticar y curar, todavía causa la muerte de más de 4.000 personas cada día.
En Argentina, según los informes del Ministerio de Salud de la Nación, los casos de tuberculosis venían bajando desde 1980, pero la tendencia se invirtió desde 2013.
¿Por qué es una enfermedad tan difícil de erradicar?, le consultamos al jefe de la División Tuberculosis del Siprosa, Luis Raya. Según su evaluación, se trata de una patología muy vinculada a lo social.
“Aunque la tuberculosis no discrimina edades ni estratos sociales, es una enfermedad más asociada a la pobreza, el hacinamiento y la desnutrición”, explica el profesional.
Cuanto más hacinamiento hay, aumentan las posibilidades de transmisión de la patología. La enfermedad afecta especialmente a poblaciones en edad productiva: entre 25 y 40 años. El 15% de los casos -según Raya- se dan en menores de 15 años.
Un sistema inmunológico debilitado, además, es el principal aliado de la tuberculosis. La infección tiene mucha más frecuencia en enfermedades que alteran las defensas claramente, como el VIH. La diabetes, la obesidad y factores genéticos también pueden actuar como predisponentes. Los niños y los adultos mayores están entre los grupos vulnerables. También las personas en situación de consumo problemático de sustancias.
Raya comentó que todo el sistema de salud en la provincia está preparado para diagnosticar la tuberculosis; desde los CAPS hasta los grandes hospitales. “Por eso es fundamental que ante cualquier síntoma los pacientes consulten. Estamos en temporada alta de enfermedades respiratorias. Sin embargo, hay signos que diferencian esta patología de la influenza o covid. La tos que persiste más de dos semanas, la sudoración nocturna, la fiebre, el descenso de peso, la fatiga y la expectoración son muy características”, explica el médico. Y agrega que los agentes sanitarios están haciendo seguimientos de los pacientes para evitar que abandonen sus tratamientos.