Normalmente se lo asocia a las personas en edad avanzada. Y no es en vano: el 10% de los mayores de 80 años padecen de glaucoma. Pero también hay casos en jóvenes, niños e incluso los bebés. El 2% de la población en Argentina ha sido diagnosticada con esta enfermedad de la vista; no hay cura, pero sí se detiene.
Cada 12 de marzo se conmemora el Día Mundial del Glaucoma con un claro objetivo: crear conciencia. Más de 80 millones de personas viven día a día con esta enfermedad. Y un chequeo con el oftalmólogo al año puede ser suficiente para frenar la pérdida de visión.
El glaucoma es una enfermedad del nervio óptico que se produce por un aumento de la presión ocular, que poco a poco disminuye la visión lateral de quien la padece. “Si el paciente no se ha controlado la vista después de cierta cantidad de años, empieza a perder la visión periférica. Yo tengo pacientes que están a punto de quedar ciegos, pero te ven hasta la última letra del cartel en la prueba de visión. Ahora, si me paro de costado, no me ven; si caminan, no ven una piedra, o un escalón...”, explica a LA GACETA el oftalmólogo tucumano Sergio Dilascio.
Sin signos de alarma
“Su aparición depende de múltiples factores: puede ser por un glaucoma congénito, por la diabetes, por las cataratas o hasta por un golpe en el ojo”, resume y añade: “el problema es que no da síntomas; y por eso se lo llama ‘ladrón silencioso de la vista’”.
La forma en que la visión se pierde dificulta que el paciente note la gravedad. Una persona con glaucoma crónico puede sufrir de dolor en el ojo, tener visión borrosa, nauseas o vómitos. “Muchas veces los pacientes llegan a la guardia enloquecidos de dolor y sin visión, y lo confunden con otra cosa, pero lo que pasa es que se cierran unos conductos de salida y la presión ocular aumenta”, indica.
El especialista remarca que la única manera de saber si una persona tiene o no glaucoma crónico, es a través del chequeo oftalmológico. “Es una enfermedad muy grave, que te quita la visión, pero de muy fácil tratamiento. En el 70% de los pacientes lo controlamos con la medicación en gotas; pero hay excepciones en las que se usa láser o alguna cirugía, o procedimientos más complicados”,
No hay vuelta atrás
Según indica Dilascio, las personas a partir de los 40 años pueden tener más probabilidad de sufrir de glaucoma. “La enfermedad no te deja ciego de un día para el otro, a menos que sea un glaucoma agudo; en el crónico tarda hasta 10 años en perderse totalmente la visión -advierte-; y la pérdida es totalmente irrecuperable. Es una enfermedad progresiva, crónica y evolutiva”.
No hay cura; ya lo sabemos. Pero el diagnostico precoz puede atrasar el peor desenlace. “Es como un carrito que viene cayendo desde una montaña y nosotros le ponemos palitos y piedras para que frene”, ejemplifica.
Tratamiento
Para llegar a la medicación, es necesaria la consulta médica previa. Se recomienda que al menos una vez al año todas las personas se realicen un estudio oftalmológico. “El chequeo anual lo tienen que hacer todos los mayores de 40, pero cualquiera en cualquier edad también lo puede realizar. No es que hay que esperar; existen glaucomas congénitos y hay que evitarlos. Por eso es importante la evaluación en todas las edades”, alerta.
En caso de ser diagnosticado con esta enfermedad, y como sucede en la mayoría de los casos, no hará falta nada más que una dosis diaria de gotas. “Los pacientes saben que si se ponen la medicación, está controlada la enfermedad. No se pueden recetar dietas o ejercicio como en otras afecciones: no podés hacer nada más que ponerte las gotas, para que las absorba el globo ocular y baje la presión del ojo”, agrega.
El control oftalmológico puede realizarse en cualquier hospital publico; los turnos se solicitan por teléfono al 0800-4444-999 (Salud Escucha).