Por Juan Ángel Cabaleiro

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

Triste pronóstico, pero, más allá de su valor intrínseco, las asignaturas caen en desgracia cuando la base social e ideológica que las sustenta desaparece o se debilita sensiblemente: en el caso de Latín, cuando dejó de usarse. En el de Filosofía, cuando quedaron obsoletos los grandes sistemas de pensamiento y las verdades establecidas. Con Religión, cuando se devaluaron en nuestra cultura los mandatos de la Iglesia, su magisterio y su ejemplo. Ahora que la gente está dejando de leer ficción, es lógico esperar el progresivo ocaso de Literatura.

El pronunciado declive en los hábitos de lectura, que las estadísticas oficiales se esfuerzan en maquillar de mil maneras, salta a la vista: nadie «tiene tiempo» para leer, y menos literatura de ficción. ¿Qué ha ocurrido? Por un lado, la monstruosa y creciente adicción a la tecnología acapara incontables horas de nuestra atención diaria y destruye la capacidad de concentrarse, indispensable en todo buen lector. Como especie en extinción, el lector sobreviviente picotea, aguanta unos minutos con el texto y su atención se desvía constantemente al celular o a la pantalla. El placer de la lectura está siendo sustituido en muchos por el empeño, la voluntad tenaz, y el cargo de conciencia.

Por otro, el tiempo libre, dedicado al descanso o al entretenimiento, y que las personas ocupaban antes con la lectura de novelas, hoy se llena con productos audiovisuales. ¿No es lógico entonces que, en lugar de enseñar Literatura, reflejo de aquellos hábitos menguantes, se imponga una asignatura de Cultura audiovisual, cine, TV y videojuegos? Es evidente que sí.

¿Cuándo ocurrirá esto? Falta mucho, quizás, por la natural lentitud de las autoridades educativas en darse cuenta de las cosas, y porque un enorme aparato burocrático y de intereses se verá afectado y defenderá lo suyo. Mientras tanto ¿qué hacemos? Luchar contra la corriente parece insensato, quijotesco. Tal vez seamos de las últimas generaciones que hayamos estudiado Literatura. Las futuras, buscarán «quijotesco» en sus dispositivos.

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Juan Ángel Cabaleiro - Escritor.