Tildar de “milagrosa” a la situación social, política y económica a que hemos llegado, como  descarada y pomposamente  la llamara el  flamante Premio Nobel de Economía Joseph  Stiglitz, abruma la razón. No sabemos si tomarlo como una cargada o como un insulto a nuestra  incapacidad  para resolver  nuestros  problemas. Si es lo primero, pensemos buenamente  que alguien le vendió un  buzón. Y si fuese lo segundo, su flamante Premio Nobel que fuere, no le da autoridad  para hurgarnos en la herida. Nuestros problemas son ya endémicos y los sucesivos genios que alcanzan la cima del Poder, llegan con antorchas  apagadas. Seguimos en la cueva de la frustración, cada vez con menos luz. Y más angustias. Sí que necesitamos de un milagro. Roguemos por él.

Darío Albornoz

lisdaralbornoz1@gmail.com

Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: cartasaldirector@lagaceta.com.ar,  consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.