¿Sabías que el árabe es una de las lenguas con más hablantes? El árabe estándar moderno (MSA, por sus siglas en inglés) ocupa el quinto lugar en el mundo y es la lengua oficial en 22 países; pero además hay muchas variantes (30 variedades modernas y cientos de dialectos regionales), y se calcula que son 420 millones los usuarios.

Es, además, desde el 18 de diciembre de 1973, una de las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas, que instituyó el 18 de diciembre para celebrar la enorme contribución del árabe a la cultura universal, y también a la diversidad lingüística. Por eso, desde 2012, hoy es el Día Mundial de la Lengua Árabe.

En Tucumán tenemos mucho para festejar: bisabuelos, abuelos y hasta padres de nuestra enorme comunidad sirio-libanesa llegaron hablando esa lengua.

“Para mí el árabe es todo un sentimiento. Tuve la suerte de que mi mamá me lo enseñara a leerlo y escribirlo desde muy chica. Y para ella, mi abuelo había buscado el mejor profesor que en ese momento pudo encontrar”, cuenta a LA GACETA Leyla Younes, que se dedica a transmitir ese “sentimiento” en forma de letras curvas y sinuosas. Leyla enseña en la mezquita, da clases en Monteros e integra el programa “Lenguas de la comunidad”, por el cual la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT ofrece cursos de muchas lenguas (desde “clásicas”, como inglés y francés, hasta menos conocidas, como japonés y ruso; también el árabe, claro).

“También tengo alumnos particulares, y es impresionante lo que ha crecido la demanda en los últimos años”, cuenta, y agrega que las motivaciones son varias: “hay quienes se interesan por motivos laborales o académicos; otros, porque son descendientes, y otros..., pues porque sí”, añade divertida y entusiasmada.

Razones para estudiarlo

Para el “porque sí” hay explicación, señala Sprachcaffe.com, sitio de enseñanza de idiomas: “el interés por aprender árabe reside también en la curiosidad que muchos sentimos por una cultura diferente; y es que entender el idioma no es sólo comunicarte, es entender a su gente también”. Y la tendencia del turismo no tradicional influye. Pensá: hasta en los rincones remotos de Irak, Siria, Líbano, Palestina, Arabia Saudita, Kuwait,  Emiratos Árabes, Qatar... o Egipto, Túnez, Argelia o Marruecos podrías comunicarte (y entender  los carteles) sin problemas.

La inmigración árabe en Tucumán llegó desde Siria y Líbano en varias etapas. “La primera ola lo hizo desde fines del siglo XIX, cuando esa zona estaba bajo la dominación del Imperio Otomano”, explica Leyla Younes, profesora de lengua árabe. “Los papeles con los que llegaban indicaban esa procedencia, y los inmigrantes, a los efectos legales, eran turcos”, agrega. Pero lo cierto es que se trata de otro “mundo”: los otomanos descienden de una etnia nómade originaria de las estepas de Asia Central, en el Turkestán), hablan una lengua absolutamente diferente y son en su mayoría musulmanes. En cambio, buena parte de los que migraron a Tucumán eran cristianos.

También hay importantes cuestiones laborales: muchos lugares del mundo árabe se han convertido en potencias económicas. En Dubai, por ejemplo, crecen las ofertas laborales muy bien remuneradas. Y si bien es cierto que el inglés funciona, saber árabe no sólo fortalece tu currículm; también  ayuda a adaptarse a las costumbres y al estilo de vida local.

“Claramente, manejar la lengua abre puertas; por ejemplo, tengo un alumno que es psicólogo y ganó una beca para formarse en Egipto, en el Hospital Universitario de El Cairo”, resalta Leyla y cuenta su propia experiencia: “con el árabe que había aprendido de chica y algo más, me fui  a Irán a estudiar la carrera de Teología Islámica; y tuve un doble desafío: aprender farsi (que es el idioma persa, oficial de Irán) y el árabe del más alto nivel, porque era materia obligatoria; clave para estudiar el Corán”.

Oficial y variantes

Como dijimos, no hay un solo idioma. El MSA  es el oficial; en árabe se llama fusha (la S y la H se pronuncian por separado, fus-ha), que significa “lenguaje claro”.

“El MSA se deriva del árabe literario medieval, que a su vez se basó en el dialecto hablado en la ciudad santa de La Meca en el siglo VII”, explica Gianluca Pacchiani, políglota y columnista de orientemedio.news. Pero lo cierto, agrega, es que cada región, ciudad y aldea en el mundo de habla árabe tiene su dialecto propio. “El nivel al que un árabe es capaz de hablar fusha depende, más que nada, de su nivel de educación”, agrega, y Leyla explica: “los dialectos se transmiten en forma oral; en estos casos, la escritura no es más que una adaptación aproximada”.

“La mejor solución para el que no conoce el dialecto, es escribir en el culto. Desde los teclados de computadoras y teléfonos se puede hacer perfectamente -añade-. De hecho las transliteraciones de series y películas se hacen en ese árabe estándar o culto”.

Y es este el que podés aprender en Tucumán. “Trabajo tanto con adultos como con niños... y -a pesar de las complejidades de la lengua- lo logramos hasta con pandemia por Internet”, cuenta

Particularidades

Salvo para los niños muy pequeños, que lo logran intuitivamente y por imitación, aprender un idioma extranjero suele requerir la lectoescritura. “Y eso en el árabe es más importante aún, por las características de la escritura. De hecho, comenzamos por ahí: concentrándonos en la relación entre grafía y sonido”, cuenta Leyla  

Veamos: además de que se escribe de derecha a izquierda, hay 28 letras, cada una con su sonido; y es un idioma de escritura cursiva, es decir, las letras se enlazan entre sí, explica la “profe”. Pero hay otras particularidades: “no todas las vocales van escritas, y las letras se escriben diferente (cambian de forma) según vayan al principio, al medio o al final de la palabra”, agrega. Hay tres vocales, y las tres tienen formas cortas y largas: ‘a’, ‘i’, ‘u’.; hay además dos diptongos: ‘ai’ y ‘aw’. En las variantes dialectales de la lengua, algunas letras tienen sonidos diferentes.

¿Todo un desafío? Pues, sí. Suele decirse que es una de las lenguas más difíciles de aprender. Pero nadie dijo que esto fuera para “flojos”.