Ivan Gallaro Millas

Agencia Télam

La segunda vuelta que se celebrará en Chile el domingo, entre el candidato de ultraderecha José Antonio Kast y el de izquierda Gabriel Boric enfrenta dos proyectos de país “diametralmente opuestos”, uno que amenaza profundizar la ya criticada gestión del conflicto mapuche de los últimos 30 años y otro que podría empezar a mejorarla, según el dirigente José Millalén.

La agenda política chilena tuvo en los últimos años como eje ineludible el atávico conflicto entre el Estado y la dirigencia del pueblo mapuche, centrado en la disputa por territorios considerados expoliados, actualmente en manos de empresas extractivas que implican graves daños ambientales y cuya pérdida significó destinar a las comunidades originarias a la pobreza.

Millalén, consejero nacional mapuche y presidente de la Comisión de Tierras analizó en esta entrevista la mirada del colectivo ante el balotaje y las perspectivas de desarrollo del conflicto frente a ambas opciones electorales y en el marco del debate constitucional que atraviesa el país.

- ¿Cuál es tu mirada de los candidatos y qué modelo representan según las demandas mapuches al Estado chileno?

- Son dos proyectos de país diametralmente opuestos. Por un lado, un sector que nuclea a la derecha tradicional y sectores muy conservadores cultural, política y económicamente, es decir la ultraderecha. En el programa de Kast quedaron expresadas las opiniones que siempre defendió y que representan un retroceso enorme para los avances que en cierta medida hubo en diferentes materias en la sociedad chilena. Es una contracorriente a los procesos más democráticos que aceptan la diversidad étnica, rural, cultural, sexual, así como el respeto a las minorías. Es un sector muy retrógrado en su concepción, en contra de avances hacia nuestro pueblo que ya son parte de la dinámica cotidiana, y que se escuda en ciertos sectores de la sociedad, como el mundo evangélico y el gran poder económico.

WALLMAPU. El reclamo mapuche por las tierras ancestrales se volcó a la calle con más fuerza en los últimos años.

- ¿Cómo se explica entonces que, en la “Araucanía”, Kast venció con un 42% de los votos y triplicó a Boric, que llegó al 16,5%?

- Acá, en el territorio ancestral, la población que se declara mapuche es de aproximadamente el 33%, de acuerdo con el último censo. Somos una minoría en nuestro propio territorio. Por lo tanto, este planteo que suele hacerse desde los medios de que es la población mapuche la que le da una mayoría a la derecha es por lo menos cuestionable. Nosotros creemos que aquí hay una población chilena asentada en territorio mapuche que tiende a inclinarse por la opción colonial, la de los sectores conservadores. Una opción asociada a relaciones históricas de subordinación, acentuada por una política comunicacional que busca mostrarnos como antichilenos. Quien da la mayoría a la derecha en la región no es la población mapuche, aunque también hay población mapuche que vota por la derecha.

- ¿Cómo ves la candidatura de Boric?

- El proyecto de país que encabeza Boric desde el Frente Amplio (FA) y otros partidos de la izquierda se posiciona desde un lugar de profundización democrática y el cuestionamiento al modelo neoliberal que ha significado una sobreexplotación de la naturaleza, de las aguas. Nosotros, como pueblo mapuche, impulsamos la valoración de la diversidad, del reconocimiento de la diversidad general y los pueblos indígenas, en sintonía con los planteamientos de reparación histórica que plantean los pueblos indígenas y el mapuche en particular.

- ¿Y en relación al proceso constituyente que vive Chile?

- En la convención constitucional los pueblos indígenas eligieron escaños reservados. Cada pueblo eligió sus representantes y para disputar esas siete representaciones los candidatos expresaron toda la diversidad ideológica y todas las posiciones políticas que se dan en el mundo chileno. La derecha llevó muchos candidatos mapuches a los escaños reservados. Sin embargo nuestra población no eligió ningún representante de derecha. Ahora, creemos que el proyecto de Boric está en sintonía con algunos de nuestros intereses en el proceso constituyente que se desarrolla hoy en Chile y también en función de la composición mayoritaria de la convención constitucional. Dentro del movimiento mapuche organizado apostamos a colaborar y contribuir a un triunfo de este sector político que representa Boric, porque entendemos lo que está en juego.

- ¿Cómo describirías la relación del Wallmapu (territorio reivindicado por los mapuches) con los gobiernos desde la vuelta de la democracia?

- Los gobiernos de derecha y también la Concertación/Nueva Mayoría han abordado el tema mapuche desde la política dura. Lanzaron respuestas represivas, criminalizándonos desde el momento en que se registró un crecimiento de reivindicaciones mapuche más autonomistas y más libredeterministas, con un horizonte político cultural propio. Para nosotros, este proceso ha tenido muchos costos de vida por la represión, los montajes policiales y judiciales que han sido de conocimiento público. Creemos que todo lo anterior se agudizará mucho más con un eventual gobierno de Kast. Nosotros decimos acá que, si ahora existe patrullaje del Ejército en el Wallmapu, con un eventual gobierno de la ultraderecha, directamente el Ejército chileno sería guardián permanentes de los predios forestales y las empresas que destruyen el medioambiente.

Economía: crecimiento con fuerte inflación

La economía chilena se expandirá entre 11,5 y 12% este año, en medio de una recuperación más rápida de lo estimado tras el impacto provocado por la pandemia, evaluó el Banco Central. En su Informe de Política Monetaria de septiembre, el emisor había previsto una expansión de entre 10,5-11,5% este año. El ajuste al alza contemplado en el informe de diciembre es reflejo del mayor dinamismo de la actividad y del gasto, con revisiones en el consumo privado y la inversión en maquinaria y equipos. Para 2022, mantuvo la estimación de crecimiento de hasta 2,5%.

“La elevada base de comparación, la extinción de las transferencias fiscales directas, la utilización de la liquidez acumulada en los últimos trimestres, la mayor estrechez de condiciones financieras y la acción de la política monetaria, llevará a una contracción del consumo privado en 2022 y 2023. Los riesgos en torno al escenario planteado son relevantes, dado el deterioro del mercado de capitales local y la persistente incertidumbre. Con esto, la inversión se reducirá 2,2% en el 2022, para luego aumentar marginalmente en el 2023, señaló el informe. (Reuters)

Coronavirus: vacunas de Pfizer para niños desde los cinco años

El Instituto de Salud Pública de Chile dijo el miércoles que aprobó el uso de la vacuna contra covid-19 de Pfizer-BioNTech para la población de niños desde los cinco años, para incluirla en su exitoso programa de inoculación.
La vacuna ya se aplicaba en la población chilena a partir de los 12 años. “Cada vez contamos con más alternativas de vacunas”, dijo el director del ISP, Heriberto García. Chile ya  completó la vacunación en 13,92 millones de sus 19 millones de habitantes, y 9,5 millones ya tienen una dosis de refuerzo. El  avance del plan ha permitido reducir las restricciones de movimiento.

Indecisos: candidatos en busca de los moderados y centristas

“La pregunta es quién podrá movilizar a los indecisos y a ese alto porcentaje que no votó en la primera vuelta”, plantea Klaus Bodemer, ex director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo. A su juicio, no se puede partir del supuesto de que esos indecisos sean “fervientes partidarios” de la izquierda. “Hay que ser muy cautelosos. Una gran parte de la sociedad es conservadora en Chile”, apunta el politólogo. “En el fondo, solo puede ganar el que se acerque más al centro. Y eso vale para ambos candidatos”, afirma.

José Kast: el candidato “del orden” que busca el voto de los moderados

Cuando pasó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile con la primera mayoría de votos, el candidato ultraconservador y defensor de la dictadura militar José Antonio Kast estaba sorprendido, pero trató de mostrarse en control.

Con su habitual tranquilidad habló de orden, progreso, democracia y recuperación e hizo un guiño a sus seguidores más duros asegurando ser la opción de la “libertad” frente al “comunismo” de su rival Gabriel Boric. Pero rápidamente lanzó mensajes a los electores de centro, que serán los actores clave del balotaje del domingo. Ahí mismo anunció que dejaba de ser el líder de su partido para tratar de convertirse en presidente de Chile.

“Hemos interpretado a una mayoría de chilenos que quiere un país tranquilo y seguro”, dijo la noche del 21 de noviembre, reiterando los conceptos que le dieron fuerza en momentos que Chile atraviesa un periodo de incertidumbre tras el estallido social de 2019 y los casi dos años de pandemia. “Este diciembre no solamente vamos a elegir un presidente, vamos a elegir entre libertad y comunismo, entre democracia y comunismo”, afirmó.

Sus opositores lo acusan de “fascista” y “extremo” y aluden al origen alemán de su familia, pero él dice que no avala la violencia. Es un defensor sin ambigüedades de la dictadura de Augusto Pinochet y antes de las elecciones presidenciales de 2017 en las que compitió dijo que, de estar vivo, el general habría votado por él.

Su hermano Michael fue ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura. Su padre llegó a Chile después de pelear con el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial y hace poco una investigación reveló una tarjeta de identificación que muestra que una persona con el nombre y la fecha de nacimiento del padre de Kast se afilió al partido nazi en 1942, cuando tenía 18 años.

Defensor del sector privado y firme opositor a los gobiernos de centroizquierda que gobernaron tras el régimen militar (1973-90), igual se ha encargado de destacar los avances del país sudamericano en estas tres décadas en un intento de captar a los votantes del sector que no terminan de optar por Boric. (Reuters)

Gabriel Boric: la promesa de transformar a Chile en un país más justo

“Me la voy a jugar firmemente por reencontrarnos como país, por lograr los acuerdos que necesitamos para avanzar de una manera más justa”, afirmó Gabriel Boric al final del último debate por televisión antes del balotaje presidencial del domingo.

De una retórica que prometía la muerte al neoliberalismo en Chile cuando ganó las primarias de su coalición de izquierda, el joven legislador moderó su discurso y sus propuestas para conquistar a los indecisos votantes de centro, que serán la pieza clave en los altamente polarizados comicios.

Con 35 años, el egresado de la Universidad de Chile busca convertirse en el presidente electo más joven de su país. Pese a que fue criticado en su propio sector por su posición más dialoguista, las fuerzas políticas del centro a la izquierda se alinearon con él para impedir una llegada al poder del conservador José Antonio Kast, que lideró la primera vuelta.
Una lluvia de memes y fotos invadió las redes sociales tras la primera vuelta con consignas de apoyo como #mascotasxBoric o #miopesxBoric. Para la campaña, el joven dejó atrás su imagen con pelo largo y barba de su época de presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.

Aún cuenta con resistencia de sectores más conservadores debido a su alianza con el Partido Comunista, pese a que Boric dice que es “uno más” de su coalición. Otros subrayan su falta de experiencia, que le ha llevado a equivocarse con cifras y proyecciones. En su momento, fue criticado por sus aliados por integrar y suscribir el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”, adoptado en noviembre de 2019 tras el estallido y que dio paso al proceso de reescritura de la Constitución, actualmente en proceso.

Sus adherentes son en buena parte jóvenes que quieren cambiar el sistema económico neoliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que llevó al país a ser modelo de desarrollo frente a sus empobrecidos vecinos en América Latina pero que también generó profundas desigualdades sociales.

Pero el camino no será fácil considerando que el Congreso estará muy dividido, lo que requeriría grandes acuerdos para aprobar reformas importantes. (Reuters)