Después de más de cuatro años de espera, el juicio en contra de Nadia Fucilieri por el doble filicidio de sus hijos Marceliano (4) y Pía del Rosario (2) se inició el 14 de octubre. Cada una de las audiencias tuvo un alto contenido emocional que generó llantos en todas las partes. Las imágenes conmocionaron antes, durante y después del proceso que terminó con una sentencia a perpetua. Acusada, víctima (Aldo Martínez, padre de los niños), la querella, los empleados del tribunal, el público, periodistas y hasta un juez no pudieron contener el llanto. Por ese motivo, el final de este expediente quedará en la historia. Ya se lo bautizó como “el juicio de las lágrimas”.
La sala de audiencias 19 fue escenario del debate y de una batalla procesal que desde hace tiempo no se veía. El defensor de la acusada, Gustavo Morales, realizó al menos cuatro planteos para evitar que el juicio se desarrollase con normalidad. También discutió en varias oportunidades con los jueces Luis Morales Lezica y Fabián Fradejas, por lo que la presidenta del cuerpo, María Fernanda Bähler, le tuvo que llamar varias veces la atención. La fiscala de cámara Marta Jerez también se acordó de él en los alegatos: “En distintas oportunidades a lo largo de su alegato habló de lealtad procesal y él no la tiene”. El profesional también pidió atención médica de Fucilieri porque había tenido un pico de presión. “Vamos, Gustavo, si recién estaba hablando y caminando con naturalidad”, le respondió la querellante Silvia Furque cuando intentó pedir la suspensión del debate.
Las acusaciones
La imputada llegaba a la audiencia con una grave acusación sobre su espalda: doble homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y por la finalidad ulterior de causar sufrimiento a su ex pareja. Los testimonios que se escucharon fueron durísimos y las pruebas que se mostraron también. Ahora quedaba saber cómo los utilizarían las partes en los alegatos.
“Una madre, que por ley debe darles protección y atender a sus hijos, en este caso, es justamente la persona que les quitó la vida. De una forma incomprensible y muy difícil de repetirse. Rara vez se dará una situación como esta”, explicó la fiscala. “Este no fue un hecho fortuito, casual, provocado por un brote psicótico. Acá hubo premeditación, escribió una carta en talonario de prescripciones médicas para su ex pareja, papá de los niños, en donde lo insultaba y le decía que iba a pagar él cada gota de sangre de sus hijos”, añadió.
Jerez recalcó en la credibilidad de los informes de los médicos que la atendieron y que señalaron que era perfectamente punible por el doble filicidio. También cuestionó duramente el testimonio que había ofrecido la licenciada en psicología Teresa Martínez. “Conoció a la imputada dos años después del hecho y es poco serio que diga todo es consecuencia de los traumas sufridos por los malos tratos que le propinaba la pareja por siete u ocho años. Nunca habló de que el trauma podía haber sido por el acto de que les quitó la vida a sus hijos. Ese es un acto traumático”, indicó. También se refirió porqué pensaba que Fucilieri actuó con alevosía: ”quedó acreditado en todos los términos en cuanto el hecho se realizó contra dos niñitos que estaban dormidos. ¿Tenemos algo más alevoso que actuar sobre niños indefensos, dormidos, y actuar sobre seguro sin ningún tipo de riesgo o impedimento para llevar a cabo la acción propuesta?”, se preguntó. Antes de solicitar que fuera condenada a prisión perpetua y que se le revocase el arresto domiciliario, señaló que la carta encontrada en la escena del crimen era la prueba contundente para determinar que actuó para vengarse del padre.
Dura descripción
La representante de la querella, Furque, en su alegato, coincidió con la fiscala en todo el análisis que había desarrollado. Pero añadió un breve resumen de cómo se produjo el hecho. “Mata a Marceliano, que estaba durmiendo, con un corte certero que solamente una persona que estudió puede hacerlo. ¿Cómo vamos a saber dónde está la aorta y cuál es su profundidad para cortarla?”, resumió. “Ahora con Pía voy a detenerme: ella trató de salvar su vida. Corrió, están las huellas de sangre en el pasillo. Se metió en la cama del matrimonio para protegerse. Puso sus manos y sus pies para salvarse y por eso presentó cortes en esas partes del cuerpo. Es espeluznante, ¿No? Siguió hasta que logró su cometido, la alza y la lleva y la pone en la cama con el hermanito. Después se dirige al baño y después finge que se quiere matar haciéndose unos cortes superficiales”.
Mientras se escuchaba este alegato, el juez Fradejas, visiblemente emocionado, se levantó de su silla, por lo que Bähler tuvo que suspender unos minutos el debate. “Fue un hecho espantoso y el magistrado reaccionó como cualquier ser humano. No hay nada que reprocharle”, explicó luego la querellante, que también pidió que la imputada fuera condenada a perpetua.
La defensa
“Lo primero que vi fueron las fotos para comprender técnicamente por qué se había llegado a eso. Y la verdad es que desde un primer momento no me quedaron dudas de que Nadia actuó en estado de inimputabilidad. Cuando me paran en la calle y me dicen que tengo hijas de las edades que hoy tendrían Marceliano y Pía, no me desborda la emoción, porque el día que me pase dejo de ser abogado penalista”, expresó Morales. El defensor de Fucilieri, en sus alegatos, cuestionó duramente que a su defendida no le hayan hecho una evaluación sobre su estado de salud mental a las horas de haberse producido el hecho. “Ella estaba aprehendida. ¿Por qué no se hizo la junta médica en ese momento?”, se preguntó.
“Quedó acreditado en grado de certeza la causal de absolución por haber actuado sin conciencia, sin comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus acciones”, insistió el defensor. “Pido que se la interne en un manicomio y que continúe bajo la modalidad de arresto domiciliario con asistencia psicológica y psiquiátrica privada. Además, solicito que su estado de salud sea controlado por un médico forense que semanalmente o quincenalmente envíen un informe sobre sus condiciones al tribunal competente”, expresó Morales.
El fallo
Bähler es conocida en tribunales por la firmeza con la que actúa en cada debate. Ella fue la encargada de fundamental el fallo por el que le dictaron la perpetua a Fucilieri. Pero las explicaciones, que fueron respaldadas por sus pares Morales Lezica y Fradejas, tuvieron un alto contenido pedagógico. En un texto de 39 páginas explicó cada uno de los porqués que llevaron a dictar la sentencia. Quizás movilizada por la importancia del caso, lo hizo con un lenguaje claro, sin tantos tecnicismos, para que fuera bien entendido por todos. “Esa es la línea que se debe seguir si es que pretendemos que los tucumanos vuelvan a creer en la Justicia”, explicó un vocal de la Corte Suprema de Justicia al ser consultado sobre el tema.
“El doble homicidio fue premeditado. Fucilieri planificó el asesinato de sus hijos. Justamente, la persona responsable de darles amor y protección, encontrándose lúcida, vigil, con discernimiento y capacidad para dirigir sus actos y acciones, fue a la farmacia, compró bisturí, protegió sus manos con guantes de látex, preparó el bisturí y aprovechando su conocimiento de anatomía logró matarlos”, indicó. “En sus palabras finales la acusada no pidió perdón, no se mostró arrepentida por el horroroso y escalofriante crimen que cometió; nunca mencionó que los extrañase a los niños; esto demuestra un cuadro de notable desapego a las funciones naturales y elementales de madre respecto de sus hijos”, se puede leer en el fundamento del fallo.
“La imputada actuó con alevosía. Aprovechando que sus niños no estaban, fue a comprar los elementos para cometer el ilícito, esperó que su tío los deje en la casa y los acostó a dormir, colocándolos en una situación de total indefensión. No había nadie más que los pueda auxiliar”, explicó Bähler. “Existen suficientes indicios probatorios que indican que la enjuiciada, movida por venganza y condicionada por sus celos entre la relación de padre e hijos, mató a los niños para vengarse. Prueba ello la carta que escribió la acusada previo a cometer el doble asesinato, la que entre otras cosas decía: ‘A vos hijo de mil puta, te hago responsable de cada gota de sangre que correrá de mis hijos. No vas a vivir tranquilo nunca, ni vos ni tu familia’. Sin dudas la enjuiciada logró su cometido: le causó un terrible sufrimiento a un padre que amaba a sus hijos”, indicó.
Los jueces no tuvieron en cuenta la teoría esgrimida por la defensa en la que insistía que la acusada había sufrido un brote psicótico por la violencia de género que padeció por parte de Aldo Martínez, ya que le generaba un constante estrés. El tribunal sostuvo que los familiares ni la propia imputada hicieron mención a esa situación y aclararon además que todos los testimonios recogidos en el debate el padre de las criaturas tenía una excelente relación con ellos y que se hacía cargo de ellos. “Hubo un solo acto aislado de violencia, que él mismo reconoció en la audiencia y que por ese motivo le impusieron una restricción de acercamiento. Es decir, que Martínez llevaba ocho meses y medio sin ver a sus hijos. Así queda totalmente desvirtuado lo dicho por la profesional, ya que no es posible la imputada haya sufrido un shock postraumático producto de los malos tratos, si hace mucho tiempo que no se veían”, explicó.
Hubo otra cuestión en la que Bähler puso particular énfasis en la sentencia. “Debemos tener en cuenta que la imputada fue trasladada al Hospital Padilla primero por las heridas superficiales que se había autoprovocado, y luego fue trasladada al Hospicio del Carmen por esa ‘intención de quitarse la vida’. Lo pongo entre comillas porque llama enormemente mi atención que haya utilizado sus conocimientos de anatomía para asesinar a sus hijos, causándoles estratégicas heridas, profundas y que ella se haya provocado heridas superficiales. Esta es otra prueba que me demuestra que actuó con total conciencia de situación”, sostuvo.
Los jueces condenaron a Fucilieri a prisión perpetua, la pena más grave que existe en nuestro país. También le revocaron el arresto domiciliario. A los minutos de escucharse la sentencia, las policías le quitaron la tobillera y la enviaron directamente al penal de Mujeres de Banda del Río Salí. Deberá permanecer gran parte de su vida tras las rejas, siempre y cuando no prosperen todos los recursos para anular la sentencia que presentó el defensor ante la Corte.