En las horas posteriores a la derrota contra Ferro, en el primer “chico” de la primera fase del Reducido, muchos jugadores del plantel se expresaron en las redes sociales. El mensaje fue casi idéntico en todos los casos. Los futbolistas que decidieron expresarse postearon buenas vibras de cara al juego revancha.

“Todos juntos hasta el final”, escribió “Tino” Costa; “no está muerto quien pelea”, lanzó Rodrigo Herrera; “mientras queden posibilidades lo seguiremos intentando una y mil veces. A dar vuelta la página y saber que esto es fútbol, en el que todo puede pasar. Con mucha convicción, confianza e ímpetu sacaremos lo que queda adelante”, sentenció Lucas Diarte.

Más allá de la dura derrota, el escaso juego y la poca capacidad de reacción que mostró San Martín en los últimos dos juegos, en La Ciudadela hay confianza. Esta bien que así sea, porque la mente es todopoderosa y en el fútbol casi siempre juega un papel preponderante. Pero a la vez, Pablo De Muner y sus dirigidos deben trabajar a fondo en muchos aspectos.

Recuperar el buen juego que el equipo mostró hasta el partido contra Almirante Brown en Isidro Casanova (ese fue el último partido en el que San Martín pasó casi por encima a su rival de principio a fin), volver a tener la fortaleza defensiva que lo consolidó como el equipo que menos goles recibió durante la fase regular de la Primera Nacional y sumarle mucho poder de fuego son las claves que necesita para intentar dar el batacazo el lunes en Caballito.

Pero también, debe saldar una deuda que arrastra desde que inició el campeonato de ascenso: dar vuelta un resultado. Es cierto que el lunes será un partido nuevo que empezará 0 a 0. Pero teniendo en cuenta el modo de disputa de los “mata-mata”, que son una especie de duelos XL de 180 minutos de duración, San Martín deberá cambiar una historia que en Bolívar y Pellegrini comenzó muy torcida.

A lo largo de los 33 partidos que disputó en el campeonato, San Martín empezó perdiendo en ocho oportunidades y nunca logró dar vuelta la historia: sólo empató 1-1 (con un gol en contra en el último minuto) contra Estudiantes de Buenos Aires en la fecha 2 y 2-2 con Almirante en La Ciudadela, el partido en el que De Muner debutó como entrenador del equipo.

En el resto de los juegos terminó mordiendo el polvo: 1-2 contra Atlanta, 0-1 con Chacarita, 1-2 con Quilmes, 0-2 contra Alvarado, 0-2 con Tigre y 1-3 contra Ferro el último lunes; un dato que nadie debe dejar pasar por alto.

En casi todos los partidos en los que cayó (salvo algunos pasajes contra Quilmes y Alvarado) el “Santo” pareció resignado una vez a que su rival se ponga arriba en el marcador; todo lo contrario a lo que sucedió cuando consiguió pegar primero. Pero claro, lo que hoy por hoy pesa mucho y hace ruido entre sus hinchas es que nunca pudo festejar luego de comenzar abajo en el marcador.

“Es un tema que debemos tratar” fue el mensaje que bajaron puertas adentro en La Ciudadela. San Martín necesita torcer el rumbo de una eliminatoria que parece ser muy cuesta arriba.

Lo que algunos toman sólo como una estadística desfavorable, otros utilizan para resaltar una falencia del equipo. Pero en estos momentos nadie puede ponerse a reparar en lamentos.

“Nos queda una bala y debemos aprovecharla al máximo”, dijo De Muner ni bien se consumó la derrota en el primer partido de las serie. Y para poder concretar ese deseo, San Martín deberá estar en un nivel superlativo, tener una concentración al 120% y romper una marca nefasta que aún no pudo romper en lo que va de la temporada.

Hay juez

Yael Falcón Pérez fue designado para el juego del lunes. Dirigió al “Santo” dos veces en la temporada; ambas victorias: 1-0 sobre Chicago y 2-0 ante Riestra.

Blindado

El cuerpo técnico “santo” decidió que durante esta semana no habrá atención a la prensa y que todos los entrenamientos del plantel se realizarán a puertas cerradas.