“Amaicha del Valle fue un importante punto tanto para el rescate de la quinoa como para su difusión, experiencias de manejo de cultivo, estudios biológicos y bioquímicos y ahora su expansión agronómica para llegar a una harina de quinoa con las normas nutricionales que un alimento exige”, expresaron el biólogo Juan Antonio González, investigador de la Fundación Miguel Lillo, y el ingeniero Luis Erazzú del INTA-Famaillá, en el marco del lanzamiento del proyecto Argentina Contra el Hambre que es financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Durante dos jornadas, una en la Escuela Técnica y otra en la Comuna de Amaicha, los investigadores expusieron sobre las bondades nutricionales de la quinoa, las variedades que pueden ser utilizadas, los rendimientos en granos obtenidos y el mercado existente. También en las dos jornadas se brindaron demostraciones gastronómicas con comidas elaboradas con quinoa por el grupo Quinoa del Yocavil de Santa María de Catamarca.

“A partir de los estudios biológicos y nutricionales realizados además de los agronómicos estamos en condiciones de pasar a una etapa de agregado de valor y por eso propusimos el proyecto Argentina Contra el Hambre la instalación de dos plantas, con maquinarias desarrolladas para quinoa, para obtener semillas para la siembra y harina con todos los análisis bromatológicos que se requieren”, sintetizó González. Por su parte, Erazzú explicó que las plantas se instalarán en Leales y otra en Amaicha, permitirán no solo la diversificación de los cultivos existentes sino también el aprovechamiento de espacios donde hoy no existen cultivos, el agregado de valor y sobre todo mostrar a los pequeños productores que existen alternativas de alto valor alimenticio y de mercado. Las maquinarias incluyen trilladoras, desaponificadoras, molinos y envasadoras.