GLASGOW, Escocia.- El tocado y la vestimenta de Txai Surui contrastaban con los trajes de los asistentes a la Conferencia de las Partes por el Clima, en Glasgow, mientras ella pedía acciones urgentes para proteger la selva donde vive su pueblo. “No es en 2030. Es ahora”, reclamó.

La joven, integrante del pueblo paiter surui, una etnia que vive en la Amazonia, entre los estados de Rondonia y Mato Grosso, fue la primera mujer indígena en intervenir en la apertura de una conferencia sobre el clima.

Desde ese día, recibe mensajes de odio, amenazas e insultos. Quien abrió fuego contra Txai fue el presidente de su país.

Su discurso reclamando la urgencia de las medidas para afrontar el cambio climático enfureció a Jair Bolsonaro, que no acudió a la COP26 y que es blanco de críticas por haber permitido la tala indicriminada y los incendios en la Amazonia.

“Se quejan de que no fui a Glasgow. Llevaron a una india allí, para sustituir a Raoni (el gran cacique que lo denunció ante tribunales penales internacionales) y atacar a Brasil”, dijo.

Las declaraciones del presidente, dice Txai, provocaron una oleada de mensajes de odio en sus redes sociales: “Estoy sufriendo las consecuencias de la declaración de Bolsonaro”.

La primera intimidación llegó apenas terminado su discurso. Un hombre se le acercó y le dijo que “no hablara mal de Brasil”. Llevaba una credencial de la delegación del gobierno de su país.

Según contó al diario español “El País”, representantes de la ONU la llamaron para hablar de lo sucedido y muchas organizaciones presentes en la COP26 le ofrecieron apoyo legal. “Vamos a presentar una demanda por la intimidación que sufrí”, contó.

La joven indígena, estudiante de Derecho y activista defensa de los pueblos originarios, denunció el acuerdo firmado por Brasil, China y un centenar de países para alcanzar la deforestación cero antes de 2030.

Brasil firmó el acuerdo, dijo. y siln embargo no es creíble. El país sólo reconoce a los pueblos que estaban instalados en 1988, cuando se promulgó la Constitución, y no considera los que fueron expulsados de sus tierras. “Es el mismo que ha desmantelado los organismos ambientales, una política que contra los pueblos indígenas”, señaló.

Los acuerdos, sostuvo, son puramente políticos. “Estados Unidos ha dicho que no asignará recursos a los países que no firmen. Por eso, Brasil no quiere estar al margen -afirmó-. Pero, ¿lo pondrá en práctica?”. (Especial)