Carlos Duguech

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El día 14 de septiembre se inició un expediente (Nº70.946) en la Subsecretaria de Cultura y Deporte de la Municipalidad de esta ciudad dirigido a su titular Norma del Valle Torossi suscrito por Héctor Andrés Rizzotti, que viajaba a Grecia para participar de la maratón entre Atenas y Esparta denominada “Spartathlon”. Asumí la responsabilidad de su tramitación.

En una parte de su presentación Rizzotti expresa: “La Spartathlon -de prestigio internacional que rememora tradiciones de Grecia antigua- se iniciará, valga destacarlo para nosotros los tucumanos, los argentinos todos, el día coincidente con el de la conmemoración tan cara para nosotros: 24 de Septiembre, el día de la Batalla de Tucumán, la imprescindible acción de Belgrano que, en 1812 afirma en los hechos la resistencia de la patria naciente a la presión desde el Norte de las huestes realistas. Propongo para ese día citar en Atenas a nuestro Belgrano, a nuestro Tucumán, a nuestra Argentina, a la conmemoración de la gesta belgraniana”.

El “Expediente” y el maratonista

Héctor Rizzotti, director de la Licenciatura en Administración de Empresas en la Unsta -deportista de importantes antecedentes en deportes de alta rendimiento- participó de la Spartathlon con satisfacción. Es uno de los 9 argentinos de 13 que participaron que llegó a la meta. Corrían 280 maratonistas y la mitad abandonó en el duro trayecto. Hay que destacarlo, por la casi brutal exigencia: Rizzoti cumplió el trayecto de 246 kilómetros en algo más de 35 horas. Casi sin parar, cumpliendo los protocolos horarios de 75 puestos de control y, obviamente, sin dormir. Una exigencia de compromiso de la integridad corporal demasiado fuerte.

Mientras Rizzotti corría esos 246 kilómetros el expediente no registró ni un sólo trámite en los 22 días que permaneció en sede de la Subsecretaria. Ello obligó a que, gestor del mismo, presentara una nota el 06/10/21en la que desistía de la petición formulada el 14 de septiembre “por la desconsiderada desatención que tuvo (el expediente) hasta la fecha, aún para decir “No”.

Rizzotti pudo unir Atenas con Esparta en algo más de 35 horas y el expediente solicitando algún apoyo no se movió un solo metro del despacho destinatario. “Ganó” la burocracia, la peor, la que no da razones de su elefantiásica dimensión ni de su indiferencia ante lo que deba dar razones.