Uno de los principales cambios que implicó la pandemia fue la exigencia imprevista a aggiornarnos a una nueva rutina completamente atravesada por la virtualidad. Con el avance del tiempo, ese cambio fue evidenciando -entre otras cosas- problemas relacionados con nuestra salud visual. En ese escenario, la miopía volvió a cobrar protagonismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo anticipa en un informe en el que advierte que en 2050, una de cada dos personas alrededor del mundo tendrá miopía y se estima que, considerando el contexto sanitario internacional, ese porcentaje se podría manifestar incluso antes.

¿Qué es la miopía? El médico especialista en oftalmología Sergio Adrián Dilascio explica que se trata de un vicio de refracción en el que el ojo es más grande de lo normal. “La imagen se forma por delante de la retina, es decir que es un ojo desenfocado a lo lejos, pero que de cerca enfoca perfectamente”, precisa. Remarca que es congénito: el paciente nace así o con una predisposición a padecerlo. “No es una enfermedad que se adquiere, pero sí puede empeorar”, agrega.

Síntomas

Lo más recurrente es que se empiece a sentir ardor ocular, picazón, lagrimeo y/o enrojecimiento. “También puede aparecer un dolor de cabeza, que puede llevar a que el paciente consulte con un neurólogo, cuando en realidad se trata de un problema oftalmológico porque sus ojos no aprendieron a trabajar juntos”, señala. Aclara que tampoco es una conjuntivitis, sino el esfuerzo visual de intentar mantener la visión sobre una distancia.

Dilascio remarca la importancia del diagnóstico profesional dado que -explica- hay algunas parasitosis que le provocan al paciente que no vea, pero que no guardan ninguna relación con la miopía. “La toxoplasmosis y la toxocara son dos parásitos que viven en el gato y en el perro y los chicos, por convivir con esos animales o por comer las frutas y verduras mal lavadas, se infectan y tienen esta lesión en el fondo de ojo que es detectada por el profesional”, alerta.

Para poder identificarlo, la médica especialista en oftalmología Graciela María Rosa Graneros recomienda poner particular atención durante la niñez. “Si el niño, en su clase, se acerca constantemente al pizarrón para poder copiar o lleva la tarea incompleta a la casa porque no pudo copiar lo es una alerta”, indica. Enfatiza que estos comportamientos, sobre todo en el caso de niños pequeños, deben ser un llamado a la acción para los adultos “porque como el ojo está en crecimiento es más probable que esa miopía vaya aumentando a través del tiempo”.

“Los niños no manifiestan tantos síntomas como los adultos, pero si los padres observan que cuando está jugando que desvía los ojos para afuera o para adentro, hay que hacer una consulta y no esperar”, añade el médico oftalmólogo Fernando Luis Vidal. Remarca la importancia de los controles con el especialista. “Pueden tener el doble de astigmatismo que un adulto y no tener síntomas. También el hecho de estar forzando constantemente la vista, puede desencadenar -si es que tiene un estrabismo latente- que quede con el ojo desviado. Por eso es importante tratar a tiempo”, advierte.

Virtualidad

“En realidad no es que la pantalla en sí cause una patología, sino que su uso puede provocar que a alguien que ya tenía una se le exacerbe, empeorando los síntomas”, aclara Vidal sobre la relación entre el uso prolongado de pantallas y la miopía.

Explica que cuando uno está frente a la computadora, suele parpadear menos veces por minuto de lo normal. El ojo está abierto más tiempo sin parpadear, se seca y recién ahí parpadea.

“En un paciente que tiene una patología previa como un ojo seco, una blefaritis -inflamación del borde de los párpados, una alteración de la película lagrimal- peor se pone. Entonces, en quienes tienen vicio de refracción se recomienda el anteojo, y a quienes no lo tienen y terminan con los ojos rojos, colocarse gotas de lágrimas artificiales y consultar al médico”, señala.

Consejos

“Es más riesgoso tener miopía durante la niñez. Cuanto más pequeño el paciente sea diagnosticado, es mejor porque hay tratamientos que pueden modularla; por eso lo ideal es lograr un diagnóstico precoz y hacer un tratamiento a tiempo”, asegura Vidal.

“Tenemos que seguir las indicaciones del oftalmólogo, ya sea que recete anteojos o lentes de contacto. También hay que cuidar la lubricación permanente y la buena posición frente a la computadora: la luz no tiene que reflejar sobre la pantalla”, indica Dilascio.

“Hay gente que no solo no tiene buena iluminación en la habitación donde trabaja sino que tampoco la tiene en el dispositivo que utiliza porque quiere ahorrar batería. Lo ideal sería ajustar no solo el brillo sino también el contraste porque si es bueno va a dar una buena calidad de visión y no va a importar mucho si la luz del cuarto es cálida o fría”, señala.

Recomendaciones

Dado que la virtualidad llegó para quedarse y es muy difícil escapar de ella, es importante tener en cuenta algunas consideraciones para intentar controlar que la miopía no avance.

- La exposición a las pantallas debe ser controlada.

- Todos los días, los niños tienen que tener una exposición a la luz natural de, al menos, una hora.

- Hay que parpadear más veces seguidas.

- Relajar los ojos. Ir a tomar algo, estirarse y volver a continuar con nuestras actividades. Esto ayuda a que el ojo vuelva a tomar impulso y pueda continuar enfocando de cerca.

- Cada 20 minutos se debe tratar de fijar la vista a lo lejos.

- No sobrepasar tiempo continuo superior a 40 minutos frente a cualquier pantalla.

Controles

Los especialistas aconsejan tomar consciencia sobre las distintas patologías latentes que pueden afectar nuestra salud visual y subrayan que muchas pueden ser advertidas y tratadas a tiempo sin complejizar la situación. El único camino para actuar a tiempo siempre es acudir a la cita con el médico oftalmólogo. “Es fundamental porque, además, a través de los ojos se pueden diagnosticar muchas otras enfermedades e incluso antes de que den síntomas. En niños, la primera consulta la fija el médico pediatra;  al año y medio y a los tres se debe acudir al especialista y luego de esa edad el control debe ser anual”, explica el oftalmólogo Fernando Luis Vidal.
Su colega Sergio Dilascio explica que si el paciente es miope debe asistir a la cita cuatro veces al año como mínimo. “Si nunca te descubrieron nada y estuviste durante la pandemia trabajando de forma virtual, también se aconseja asistir al profesional para evaluar algún problema para corregir”, sostiene. Aunque cada etapa de la vida tiene un control específico para el ojo, en adultos, a partir de los 40 años, el compromiso a realizarlo debe ser más riguroso. “Recordemos que la visión es uno de los sentidos más importantes para el ser humano, así que debemos cuidarla. Hay muchas enfermedades que tienen tratamiento preventivo y otras, curativo”, añade.

Sobre el caso de los mayores de 50 años, Dilascio advierte: “Por ejemplo, la maculopatía antes no era tratable; ahora sí se puede abordar un tratamiento para que no empeore, pero no tiene cura. Otra patología muy grave es el glaucoma, que empieza a aparecer a partir de los 40 años, es una enfermedad que no da síntomas y cuando los empieza a presentar ya es muy tarde”, grafica. También enumera en la lista a la retinopatía diabética. “El diabético piensa que es un problema de la glucemia y que, por lo tanto, con solo hacer una dieta y tomar una pastilla ya es suficiente. Eso lo podemos detectar de forma precoz”, resume.

(Producción periodística: Guadalupe Pereyra)