El manzurismo transita una semana que ha sido una verdadera bisagra en su historia en el poder político. Y, haciendo honor a la metáfora de ese herraje, hacia afuera de Tucumán encara su etapa de protagonismo nacional con predisposición a iniciar un período de apertura del oficialismo. Cuanto menos, para integrar a los gobernadores. (Ver “Una reunión...”) Pero por otro, puertas adentro, profundiza una postura de cerrazón en el contexto de la interna contra el jaldismo.

De esas dos posturas se vio mucho, y con mucha claridad, durante la jornada de ayer.

Albricias

“Agradezco al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por integrarme a su equipo de trabajo, en la coordinación con el Gabinete nacional. Soy un hombre del interior, un gobernador del Norte argentino. Aportaré mi experiencia con miras a un futuro mejor”, manifestó el gobernador Juan Manzur ayer, a las 18.40, poco después de que terminara en La Rioja la reunión de mandatarios provinciales del peronismo con el Presidente de la Nación.

En ese tuiter se sintetiza el mensaje oficial sobre la trascendencia del hecho de que, desde mañana, un tucumano será el nuevo jefe de Gabinete de la Nación. En verdad, se tratará de un momento histórico y no sólo para la carrera de Manzur: en términos del registro de los hechos, es la primera vez que el cargo fue creado, con la reforma constitucional de 1994, que un tucumano ocupará esa función. En términos de poder real, un picaporte separará el despacho del presidente del PJ tucumano del despacho de la Presidencia de la Nación.

En el entorno del mandatario provincial hay una vocación monolítica por poderar la trascendencia de la llegada de Manzur a las alturas del Poder Ejecutivo Nacional. Y las albricias llegan solamente hasta allí.

Cuestionamientos

El enfrentamiento entre el gobernador y el vicegobernador no tuvo tregua ayer, por lo menos desde las voces públicamente más cercanas al hombre que pasará en cuestión de horas a coordinar a los ministros nacionales.

Intendentes y legisladores endurecieron de manera virulenta su embestida contra Osvaldo Jaldo y le reclamaron que no asuma interinamente como gobernador mientras Manzur desempeñe sus nuevas funciones en la Nación. Le exigen que, para ello, asuma un cargo nacional y permita que un legislador manzurista suceda temporalmente al mandatario.

¿Cuál es la esencia del planteo manzurista? La oposición entre legalidad y legitimidad. En la lectura de los “leales” al gobernador, Jaldo decidió dejar de ser el socio político de Manzur hasta el punto de enfrentarlo en las PASO del domingo pasado. Y perdió.

El legislador Gerónimo Vargas Aignasse planteó en un tuit la oposición entre “institucionalidad” y “legitimidad popular”, haciendo hincapié en el resultado de los comicios. (Ver “Virulenta...”)

En un segundo posteo agregó que “a Jaldo le ofrecieron un cargo nacional importante” y le reclamó que lo ocupe. Es decir, que deje la vicegobernación.

En idéntico sentido se pronunció el intendente de Las Talitas, Carlos Nájar, en el tuit en el que felicitó a Manzur por su decisión de “anteponer el proyecto nacional al provincial y personal”. Luego, disparó: “Pido que de la misma forma a Jaldo que deje sus ambiciones y se ponga a disposición para el cargo nacional que se le encomendó”.

Su par taficeño, Javier Noguera, publicó directamente que, tras la derrota electoral, el titular de la Legislatura “no tiene autoridad política para conducir al peronismo, menos a la provincia”.

Al cierre de esta edición, el gobernador cenaba en su casa con buena parte de su entorno político. Los mensajes que el manzurismo difunda hoy revelarán el contenido de la sobremesa.

twitter @JuanManzurOK
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