Como muchos argentinos, Luciano Núñez decidió emigrar de Argentina para buscar mejores oportunidades a finales de 2005. Hoy vive junto a su pareja, la tucumana Bárbara Pinello Imbert, en uno de los paraísos mexicanos, en Cancún en la península de Yucatán, bordeando el mar Caribe.

Para elegir a Cancún como ciudad para emigrar, la suerte y el azar tuvieron mucho que ver. Luciano visitaba en Tucumán a un estilista, Rubén Pelegrina, que viajaba frecuentemente a esta ciudad mexicana e inclusive se quedaba unos meses allí. Un poco por sus comentarios, consideró México porque en aquel momento tenía una política migratoria abierta. “Muchos me contaban sus buenas experiencias y hacían mucho hincapié en la cultura. Organicé mis finanzas y mis cosas en Tucumán y me vine detrás de él”, contó a LA GACETA.

Los trabajos se sucedieron rápidamente para Luciano, quien es periodista y escritor. Trabajó dos años en un periódico de la ciudad y luego entró a trabajar en el gobierno. Fue vocero y director del área de comunicación local, trabajo en otras empresas, en revistas y finalmente optó por emprender su propio medio, Grupo Pirámide. “Me costó conseguir esos primeros trabajos, todo eso lo hice a la distancia, desde Tucumán. Fui enviando currículums hasta me indicaron que había un puesto de reportero en un diario. A principios de 2006 ya estaba dejando Argentina para venir a vivir aquí. “Llegué al aeropuerto con el mail impreso que indicaba que venía por ese trabajo, eran otras épocas para migrar. En ese momento la empresa me ayudó para poder tener mis papeles migratorios en regla”.

Encuentro libresco

A Bárbara la conoció mucho tiempo después. “Unos tucumanos de Tafí Viejo que vivieron acá me contaron que iba a venir una chica tucumana y me pidieron si podía ayudarla a orientarse y a moverse por la ciudad durante ese primer momento. Ella se había venido a vivir a Cancún y, casualmente, fue a la librería a donde voy yo a comprar mis libros habitualmente. Siempre hablamos sobre libros con el propietario y le hago algunas recomendaciones. El día que fue a la librería fue luego a casa y mientras estábamos ahí me comenta: ‘tenés todos los libros que me recomendaron en la librería’, me dijo. Fue muy gracioso conectarnos por ahí”, recordó Luciano. Después hubo más coincidencias como que ella trabajó con el estilista por el cual yo llegué a Cancún, así que fue todo lleno de casualidades”. Bárbara había viajado a Cancún desde Colombia y tenía en mente recorrer y quedarse en la ciudad porque cuando era niña había viajado ahí con sus padres y siempre había tenido fascinación por sus fotos de niña con el mar azul profundo de fondo.

La ciudad de Cancún es netamente turística. Posee un centro más bien tradicional y la zona hotelera, bordeando el mar, en donde se encuentran los hoteles, clubes nocturnos, tiendas y restaurantes. “Me gusta mucho esta ciudad que, además de moderna, tiene un mar turquesa increíble, se puede visitar los cenotes y realizar cualquier emprendimiento. Cancún es una ciudad cosmopolita, con presencia de más de 100 nacionalidades, con diferentes pensamientos y aportes, desde lo cultural y gastronómico”, reflexionó Luciano.

Comida y calor

La comida en México en un capítulo aparte y muchos turistas o migrantes, tienen problemas para adaptarse. “Uno de los primeros días me descompuse y me sentía muy mal después de un desayuno. Cuando fui a revisarme el enfermero me preguntó qué había comido y le respondí que había tomado un café con una tostada con mantequilla y mermelada. Ahí me enteré de que eso no podía desayunarse en el Caribe porque hace mucho calor. Ahí me di cuenta que también tenía que adaptarme a otro ritmo de alimentación. Acá tenés mucho picante y frituras y también muchas frutas tropicales que son una deliciosas como la pitahaya que es muy exótica. Se come mucha sandía, melón, mangos. En el supermercado te venden todo en trozo, listo para consumir. La comida internacional está bastante presente en Cancún y hay, por supuesto, restaurantes de comida argentina.

Su última visita a Tucumán fue antes del cierre total por la pandemia en 2020. En estos 15 años volvió ocho veces a visitar a sus familiares y amigos. “Hace dos años presenté un libro de poesía que se llama ‘Lejos y otra vez en casa’ en Tucumán. Es muy lindo volver. Siempre estamos en contacto con la familia, mi mamá o mi hermana venían una vez al año pero con la pandemia esas visitas se demoraron”, explicó Luciano, quien también es papá de una joven de 16 años.

Luciano resalta, como muchas personas que deciden emigrar, que en algunos aspectos irse es difícil. “No todo es miel sobre hojuelas, como se dice acá. Es una ciudad con oportunidades, hay una parte ecológica que es muy linda pero en 15 años he visto a mucha gente venir y no poder adaptarse por el clima, la comida, la cultura. Mucha gente viene y pasa. Ahora, por ejemplo, estuvimos con la amenaza de un huracán y mucha gente le tiene pánico a eso, a pesar de que cada vez que hay temporada la ciudad se prepara, te avisan anticipadamente para poder resguardarse, resguardar las cosas de los negocios o las casas, por ejemplo”.

Hace unos días pasó por Tulum, a 130km de Cancún, un huracán que ocasionó fuertes lluvias, cortes de luz y agua. “Es algo con lo que convivimos los que decidimos vivir acá. Las autoridades avisan con una anticipación de cinco días o hasta una semana y van informando conforme va avanzando cuáles serán las características del mismo y así uno puede irse preparando. Si tenés un negocio poner en resguardo las cosas importantes y así.

Si bien Luciano contó que camina tranquilo por la calle y sin miedo a que le roben el celular como, explicó, le pasaba en Tucumán, permanentemente se conocen hechos de violencia como tiroteos o secuestros. “Vivir en Cancún no es vivir en Disneylandia. No quisiera que la gente piense esto porque hay mucha presencia de narcotráfico en todos los lugares. Donde yo vivo es seguro y depende mucho de por dónde te movés, pero ese es un problema que tiene todo México hoy”, destacó Luciano en diálogo telefónico con LA GACETA.

- ¿Cómo transitaste la pandemia?

- Mi trabajo se desarrolla más que nada en línea, así que transitamos una pandemia no tan agresiva. Mi pareja trabaja en casa como estilista así que mucho no se modificó. México ha sido un país que siempre ha tenido las fronteras abiertas, pero sí con las limitantes de no poder cenar fuera o disfrutar de fiestas en ciertos horarios. Cancún se recupera rápidamente porque es una marca mundial y, con las medidas sanitarias, hemos recuperado gran parte de la normalidad.

- ¿Cuál es la situación hoy, con respecto a la pandemia?

- Las únicas restricciones son el ingreso a los supermercados y bares que hay que hacerlo con barbijos, usar alcohol en gel. Sí hay horarios en restaurantes y las clases presenciales todavía no son una realidad por las condiciones de las escuelas tras meses de abandono. Sin embargo, a nivel federal hay una decisión de impulsar el regreso, dado que también existe un impacto en la falta de sociabilidad en los estudiantes, algo que no se produce con clases en línea.

- ¿Extrañás algo especial de Tucumán?

- ¡Claro! Regreso cada vez que puedo y mantengo contacto con familia y amigos, aunque no estoy tan al tanto de su derrotero político, que siempre ha sido complejo. Pienso que en Tucumán necesitamos un cambio que tiene que ver con el habla, comunicarnos de una manera más amable, respetuosa y positiva. Somos propensos a la queja permanente y a contar sólo lo negativo, cuando tenemos mucho de lo que sentirnos orgulloso. Extraño mucho las empanadas de la San Martín y 25, el Parque Avellaneda, los sánguches de milanesa y tantas esquinas donde he andado.