En los primeros ocho meses del año, el peso argentino es la sexta moneda que más se devaluó en el mundo, según el “Currency Watchlist” (Observatorio de Divisas) que elabora el economista Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, EEUU.
Lidera la nómina el Bolívar de Venezuela, con 98,76%. Le siguen la libra libanesa (-86,76%), el dólar de Zimbabue (-84,47), la libra sudanesa (-80,45), la libra siria (-73,10) y en sexto lugar el peso argentino (-57,69). El Top 10 de pérdida de valor nominal de la moneda se completa con el rial iraní, el manat de Turkmenistán, la birr de Etiopía y la naira nigeriana.
El ranking se parece mucho al “Índice de Miseria” que a principios de año había elaborado Hanke y publicado la revista conservadora The National Review” y está altamente correlacionada con las respectivas tasas de inflación, consignó Infobae.
Sin embargo, según el informe de una consultora local, el tipo de cambio real (esto es, descontada la inflación) de la moneda argentina contra el dólar oficial se apreció 1,5% en agosto y llegará a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 12 de septiembre, con una apreciación real del 9,5% y a las generales, en noviembre, del 11%.
La paradoja se debe a la inflación y la decisión del Gobierno de usar el tipo de cambio oficial como “ancla” de precios, reforzar los controles sobre el mercado de cambios y postergar cualquier decisión cambiaria de fondo hasta, por lo menos, después de las elecciones legislativas de noviembre.
En agosto, dice un informe de Equilibra, hubo más intervención del BCRA y el “crawling peg” (deslizamiento de la cotización oficial) se aceleró, en buena medida porque el techo que tocaron las reservas netas a mediados de julio quedó atrás. Desde entonces, precisa la consultora, las reservas netas cayeron USD 1.300 millones debido a la mayor intervención que debió asumir el Central, que en cinco días hábiles (al 2 de septiembre) acumuló ventas netas por USD 360 millones. El informe añade que si se consideran también la intervención diaria de la entidad en el mercado de bonos “para controlar la brecha” entre el tipo de cambio oficial y los dólares “alternativos”, la pérdida fue de USD 500 millones en una semana.
Según la consultora, “ante un stock limitado de reservas netas (rondan los USD 6.500 millones), el ritmo de drenaje de la última semana no es sostenible. Por eso, el Central pisó suavemente el acelerador y el crawling-peg del tipo de cambio oficial pasó de 12% a 17% (variación diaria anualizada) y no descartamos que cierre un poco el grifo para importadores”.
Según los cálculos del informe, en agosto el tipo de cambio promedio aumentó 1% respecto de julio, frente a una inflación que estima en 2,9% para el período. De ese modo los precios le ganaron la carrera nominal al dólar oficial por séptimo mes consecutivo. Si además se tiene en cuenta la inflación de EEUU, resulta que “el tipo de cambio real bilateral contra el dólar estadounidense se apreció 1,5% en el mes, y llegará a las elecciones primarias con una apreciación real en torno al 9,5% en el acumulado del año”, dice el informe.
Como además Equilibra espera que el Gobierno siga aumentando el dólar oficial a un ritmo de entre 1 y 1,2% mensual hasta noviembre, el peso llegará a las elecciones con una apreciación real acumulada del 11%.
Estirando los supuestos, los autores del informe contemplan que el Gobierno acelere el “deslizamiento” cambiario después de las elecciones en la segunda mitad de noviembre (la elección legislativa es el 14 de ese mes) y en diciembre, trayectoria que implicaría una apreciación del 10,2% en el año y ubicaría el tipo de cambio real cerca del promedio de los últimos 50 años.