No a todos sorprendió que Molino Cañuelas se presentara en convocatoria de acreedores. En realidad, la firma arrastra problemas financieros desde hace al menos tres años en los que intentó reestructurar pasivos hasta vender parte de sus activos, sin demasiada suerte. Desde el sector precisaron que esta nueva instancia abriría un orden a la situación económica en la compañía de capitales nacionales, comandada por la familia Navilli, que continúa operando con normalidad en sus 18 plantas industriales, 15 de ellas en seis provincias de la Argentina. La empresa que cerró 2020 con una facturación de $ 72.000 millones, arrastra una deuda de U$S 1.400 millones con bancos locales e internacionales que están presionando para cobrar sus pasivos. En este marco, un dato sobresale y juega a favor de la continuidad de la empresa: es que está completamente al día con todos su proveedores.
Molinos Cañuelas es dueña de marcas reconocidas como Cañuelas, Pureza, 9 de Oro, Paseo, Cukis, Mamá Cocina, Horno Casero, Pizza Pietro y Dulce mamá. Por fuera de su core business, las distintas ramas de la familia en los últimos años fueron diversificando sus negocios. Regina Navilli, hija de Aldo Navilli, se alzó con las marcas de ropa Vitamina y Uma, y otra rama de los herederos lanzó su cadena de pizzerías con la marca Alla Pala.
Desde la competencia, consideran que el problema de Molinos Cañuelas fue que se sobredimensionó y que para crecer se endeudó en dólares y, al poco tiempo, las devaluaciones le cambiaron toda la estructura de su negocio.