Las restricciones impuestas durante la pandemia alejaron a miles de personas de la actividad física, poniendo en riesgo la salud de una enorme masa de la población mundial. Si bien el porcentaje de infectados que logran recuperarse es cada vez más alto, al menos un 20 % sufre secuelas secundarias, que encienden las alarmas sobre los niveles de devastación a los que se expone el organismo durante una infección provocada por el el SARS-CoV-2. Recuperarse en plenitud para volver a practicar deportes será indispensable y se recomiendan una serie de estudios médicos antes de volver al ruedo.

Esta semana desde el Hospital de Clínicas de Buenos Aires iniciaron una campaña para generar conciencia sobre los chequeos necesarios para retomar la actividad física una vez conseguida el alta por covid. 

Jorge Franchella, director del Programa de Actividad Física para la Salud y el Deporte del Hospital de Clínicas sostuvo que para dar el alta del paciente, primero se revisa su historia clínica. “Los estudios que se piden para dar el alta y para volver al deporte son un exámen físico y un electrocardiograma y los análisis de sangre de rutina”. 

Para los amantes de los deportes, el profesional fue más específico: “Proponemos una ergometría o prueba de esfuerzos. La ergometría debe hacerse según las siguientes características: debe hacerse como es habitual pero, en el momento del informe, debe mencionarse una unidad que se llama MET (Equivalente metabólico del trabajo) que significa cuánto oxígeno consume el cuerpo para cada función que realiza. Ejemplos: el cuerpo en su estado normal consume 1 mets al dormir, 2 mets al estar sentados y 3 mets caminar activamente una cuadra. 4 mets las actividades del día. Pasar de 10 mets es ser francamente activo y por encima de 13 mets encontramos la mayoría de los deportes. Con esta prueba de esfuerzo se pueden saber los límites de cada persona”.

Si bien los deportistas tienen un riesgo bajo de complicaciones comparados con la población general, deben estar atentos al posible desarrollo de una respuesta inflamatoria exagerada con daño pulmonar, miocárdico y manifestaciones tromboembólicas. "Debido a la compleja fisiopatología que trae aparejada esta infección, no debemos obviar la posibilidad de desarrollar otros cuadros tales como trastornos de la coagulación, trombosis venosa y eventual tromboembolismo pulmonar, más allá de las potenciales complicaciones miocárdicas”, informaron hace unos días desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) junto a la Federación Cardiológica Argentina (FCA), citadas por Infobae.com.

Según recomiendan estas entidades, una resonancia magnética nuclear cardíaca (RMNC) ha evidenciado en deportistas la inflamación del miocardio después de la recuperación del covid-19, también en pacientes asintomáticos y levemente sintomáticos.

“Dado que sabemos que el virus afecta varios órganos, principalmente el pulmón, el corazón y el hígado, vemos pacientes post covid que por ejemplo terminan con fibrosis pulmonar. O algunos que padecen miocarditis, que puede afectar la cantidad de sangre bombeada al cuerpo”, detalló Mariano Masciocchi, médico clínico y cardiólogo, del Centro Médico de Diagnóstico CEMEDYT.

La recuperación total de una infección por coronavirus puede llevar un tiempo y hay síntomas que suelen acompañar al paciente entre 15 y 120 días después de haber sido dado de alta: fatiga, problemas respiratorios, dolor de pecho y tos son los más frecuentes. “También se observan dolores de cabeza, musculares, en las articulaciones, problemas para dormir y comer, diarrea y pérdida del gusto y del olfato. Además de los problemas físicos, algunas personas todavía sufren problemas de depresión, ansiedad, memoria y dificultades para pensar de forma clara y para focalizarse. Debido a las secuelas pulmonares y cardíacas, es importante hacer un estudio exhaustivo antes de retomar las actividades a las que un paciente estaba acostumbrado“, asintió Laura Palermo, doctora en virología, especialista en la historia de las enfermedades y profesora en el Hunter College de Nueva York. Las secuelas más comunes están en los pulmones, en el corazón y en el cerebro.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada o 70 minutos de actividad vigorosa por semana para que provocar beneficios en la salud. Además de mejorar la composición corporal, el nivel metabólico y la capacidad cardiorrespiratoria, está comprobado que hacer ejercicios ayudará a disminuir enfermedades silenciosas como la hipertensión, al tiempo que producirá un efecto psicológico positivo al reducir la ansiedad y la depresión.