Si queremos evaluar la conducta de los niños, tanto en los tiempos actuales como respecto al futuro, no podemos hacerlo sin dejar de lado los celulares. Pareciera ser que cada vez falta menos para que los bebés nazcan con el celular en la mano. De hecho, hay madres y padres que ya sea por necesidad o por comodidad, apenas el niño aprende a parar el dedito, le dan este aparato para que estén quietos y sentaditos. Y así comienzan su vida, apreciando el indeseable apego al no trabajo y a la distracción. Últimamente, quedaron muy lejos los momentos compartidos entre padres e hijos leyendo un cuento, imaginando las secuencias del mismo y comentándolo, de modo que la inteligencia del niño se amplíe y se profundice. “El hombre camina íntegramente hacia su crecimiento lo mismo que hacia su decrecimiento”, decía Miguel de Montaigne, ensayista francés. Y los responsables de que el niño crezca como un ser humano bien educado, con amor al esfuerzo y a la ambición por su desarrollo, cultivando la mayor cantidad de valores posibles, es exclusivamente responsabilidad de sus padres. A veces, es bueno mirar hacia atrás para entender mejor la realidad del presente. Cuando no existía el celular, se despertaba a la vida a través de los libros. Cierta vez, oí decir a un niño: “me gustaría que me leas cuentos, porque a mí me cansa leer”. Inapelable sentencia la de este niño, que debería cumplirse rigurosamente en todos sus semejantes a medida que van creciendo. Hay que leerles e incentivarlos a la lectura aunque los canse o los aburra (si ellos se cansan o se aburren, usted, mamá o papá, léanles con entusiasmo para que vayan aprendiendo a degustarla). Omitir la lectura es omitir también el diálogo, base fundamental de la orientación necesaria para el sano crecimiento. “A mi entender es el ‘vivir dichosamente’ y no ‘el morir dichosamente’ lo que constituye la felicidad humana”, agregaba Montaigne. Y el vivir cultivándose desde muy pequeños, es un camino seguro hacia una edad mayor plena de gozo, responsabilidad y armonía espiritual.

Daniel E. Chavez


Pasaje Benjamín Paz 308


San Miguel de Tucumán