Los docentes y quienes investigan sobre educación nunca imaginaron lo que se vivió en 2020. “Fue un año complejo porque el cierre de los edificios escolares no estaba previsto ni en nuestra peor pesadilla, ni siquiera para quienes alentamos el uso de tecnologías en la educación, como es mi caso”, explicó Mariana Maggio a LA GACETA, doctora en educación e investigadora de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde dirige la maestría en Tecnología Educativa.

Según la especialista durante 2020 hubo diferentes etapas con respecto a la educación. La primera que operó bajo la conmoción de la situación que tenía que ver con el aislamiento y la relación con lo digital y puso el foco en la prioridad de poner a disposición la propuesta educativa para que llegue a los hogares. Y luego, durante la segunda mitad del año cuando quedó claro que se prolongaba el aislamiento, se armaron propuestas con más sentido. “Incluso cuando las condiciones tecnológicas lo permitían los mensajes y videos estuvieron más cerca de los estudiantes y abordaron con mucho esfuerzo una propuesta diferente”, dijo Maggio y agregó que todo se modificó, hasta la manera de acreditar el ciclo escolar. “Fue un año de mucho aprendizaje para la docencia”, subrayó.

En el medio, hubo una “situación confusa”: “las familias pensaron que la responsabilidad de la enseñanza era de ellos y, en realidad, era de las instituciones y los docentes”, aseguró la escritora de “Educación en Pandemia. Guía de supervivencia para docentes y familias” (Editorial Paidós). Un libro dirigido a docentes, alumnos y padres que responde a la pregunta de cómo está cambiando la educación. “Quiero que logremos una comprensión más amorosa porque el objetivo es como sacar a la educación adelante” insistió.

GUSTO. Maggio prefiere aulas que encaren los problemas. twitter

- La pandemia puso en evidencia la falta de conectividad y dispositivos en la escuela y en los hogares, ¿cuánto nos falta al respecto?

- Nosotros como especialistas veníamos diciendo que las escuelas tenían que contar con dispositivos pero el escenario de pandemia evidenció que no solo la escuela debe tenerlos, también los hogares. Antes veíamos que con una computadora alcanzaba pero con la pandemia, dos adultos en casa trabajando y tres hijos en edad escolar, no alcanzó. El año pasado se instaló el derecho a la inclusión digital para cada estudiante, para cada docente de todos los niveles para poder estar conectado no solo en el contexto de pandemia. Hoy pasa por ahí la construcción contemporánea de conocimiento porque a través de internet se puede hablar con personas de otros lugares del planeta, conectar institutos de investigación, otras escuelas, organizaciones de la comunidad. Hay algunos esfuerzos que se están haciendo como el plan federal Juana Manso para el acceso a dispositivos.

- Estábamos muy acostumbrados al profesor hablando al frente del aula ¿cómo cambió esta circunstancia esa metodología?

- Antes de la pandemia teníamos en claro que esa modalidad ya no funcionaba. Hay varios análisis muy interesantes al respecto. La tecnología atraviesa la cultura contemporánea y no pasa por tener un dispositivo sino por construir conocimiento en red, colaborar, ser parte de los debates y de la construcción de la ciudadanía. Formarse para hacerlo y, para eso, hay que contar con dispositivos y conexión de mejor calidad.

- ¿Existe la escuela o la clase ideal?

- Después de haber analizado muchas instituciones que son inspiradoras – no diría “ideales”- me quedo con las que generan propuestas desde el afuera de la escuela. Es decir, observan un problema y lo encaran. En base a ese problema, el aula se compromete, lo analiza, estudia, discute, debate y genera algún tipo de intervención y eso, a veces, tiene un alcance importante porque llega a generar un cambio en la comunidad. Ese tipo de proyectos son que cambian la vida, te permiten comprender la fuerza que tenés como docente y agente de transformación de la sociedad en que vivís. Los docentes que llevan adelante proyectos como esos no están preocupados por evaluar porque saben que sus estudiantes aprendieron porque estuvieron trabajando y analizando ese problema. Creo que es posible replantear el lugar desde donde el docente explica el saber construido con anterioridad. Creo que los docentes tenemos la fuerza para que la escuela sea todos los días extra ordinaria.

- ¿Cómo se puede aplicar eso en los niveles inicial y primario en donde se necesitan asentar las bases de enseñanzas básicas como la lectura, escritura o la matemática?

- Se puede trabajar en un proyecto que le dé sentido a la escritura, por ejemplo. Siempre vamos de lo básico a lo complejo y a veces uno necesita la complejidad para volver a escribir. Se puede trabajar con esta perspectiva en todos los niveles. Algo que me llama mucho la atención es que toda la información que circula en los medios sobre las vacunas es conocimiento matemático. Pocas veces tuvimos esta oportunidad, entonces: ¿por qué no explicarle a los chicos los gráficos que circulan con información sobre la covid-19 o las vacunas? ¡Para eso se necesita una lectura matemática! Esos son los caminos interesantes a seguir. Con respecto al nivel inicial, el año pasado vi muchas experiencias interesantes. Una de ella fue que los más chicos trabajaron y escribieron cuentos sobre los monstruos y los miedos. Una gran elección del tema que ayuda a poner en palabras lo que sentíamos muchos con respecto a la pandemia. Así, chicos muy chiquitos escribieron sus cuentos, lo musicalizaron ¡y hasta hicieron videos! Muchos docentes, en este lío, están dejando todo para dejar estas potentes propuestas.

- Con respecto a la currícula ¿hay que hacer algún cambio?

- Yo venía hablando de encarar un minimalismo curricular desde hace rato y durante la pandemia se instaló lo que llamamos la priorización curricular, esto forma parte de los acuerdos que se dieron en el marco del Consejo Federal de Educación. Hacer una reforma llevo mucho tiempo, pero lo que podemos hacer es quedarnos con esa mirada minimalista para poder hacernos lugar y recuperar tiempo para generar otras cosas: como cuentos escritos por los chicos o proyectos que llegan a la comunidad. Siempre estamos corriendo detrás de cumplir con la currícula, no llegamos y siempre estamos recortando igual. Con la pandemia pensé: qué bueno que se legitime la posibilidad de seleccionar de manera inteligente lo que se aborda en clases así tenemos lugar para la creación. Hay docentes que priorizan y dicen: “voy a enseñar cuatro proyectos, con cuatro cosas centrales y lo vamos a trabajar con otra escuela y así”.

- ¿Cuáles son los debates que se vienen sobre Educación?

- Las conversaciones de estos días tienen que ver con cómo seguimos. La virtualidad llegó para quedarse. De cualquier forma, el futuro tiene que ser inclusivo: tenemos que pensar que lo más importante es garantizar el derecho a la inclusión que a veces será llevar a la escuela a la virtualidad, a un modelo híbrido o a la presencialidad, pero siempre que el derecho a la inclusión digital se cumpla. Tenemos que estar preparados para eso.