La pandemia encendió muchas alarmas. A toda la humanidad, la enfrentó a situaciones inéditas a las cuales, como se dice en el barrio, “se le está buscando la vuelta”. Tan drástico fue -y sigue siendo- el cambio que, por el momento, hay más preguntas que respuestas ante la nueva realidad. Eso le pasó a Lucas Battilana, médico deportólogo, que analizó su propia vivencia. El especialista en cardiología, que tiene más de 6.700 seguidores en Instagram (lucasbattilanasalud), explicó que siempre fue un apasionado del deporte. “Cuando empezó el confinamiento, algo que nunca en nuestra historia hemos vivido, dije: ‘¿qué hago?’. Encontré un plan de entrenamiento, quizás el más fuerte que hice en mi vida”, afirmó el médico que realiza guardias en un hospital de la ciudad de Buenos Aires. “A los 50 años aumenté entre cuatro y cinco kilos de masa muscular y logré una capacidad cardiopulmonar enorme. La verdad, me entrené más que nunca”, remarcó Battilana.

Las reflexiones durante la cuarentena estuvieron a la orden del día. Comparar lo que se vivió antes y después, se convirtió en un ejercicio obligado. Por eso no llama la atención que, como muchas personas comunes, el especialista en medicina deportiva haya llegado a una reflexión importante. “Noté que, si bien tenía un entrenamiento intenso, el resto del día estaba sentado. Frente a la computadora trabajando o cuando descansaba, sentado en el sillón. De las 24 horas, 22 estaba sentado”, tiró un estimativo Battilana. “Me pregunté si, aunque hacía actividad física, no era sedentario”, contó el médico.

Durante la cuarentena todas las acciones de la vida, por recomendación sanitaria, debieron hacerse en casa. El “quedate en casa” se tradujo en “estudiá”, “cociná”, “trabajá”, “pagá”, “consultá” y, por supuesto, “entrenate” en tu hogar. Los cambios tecnológicos, sociales y culturales que han modificado la vida dan más cabida a los hábitos sedentarios. Antes de la pandemia, el cálculo a nivel mundial, daba que más del 25 % de los adultos no alcanza un nivel de actividad física suficiente. Con la “nueva normalidad”, es probable que ese porcentaje aumente. El desafío estará en que eso no suceda porque el sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, entre otras enfermedades que puede causar.

“Me empecé a comparar con otro tipo de poblaciones, con otros tipos de trabajos”, siguió explicando Battilana lo que su reflexión lo impulsó a analizar. “Veía los repartidores que andaban en bicicleta, por ejemplo. Gente que puede que no vaya a un gimnasio, pero se mueve casi lo mismo. Son personas que tienen trabajos activos, como los que trabajan en obras en construcción o descargando cosas. Puede que haya mucha gente haciendo actividad física, pero que sea sedentaria”, teorizó el doctor.

Al menos hasta que bajen significativamente las cifras de contagio en todo el mundo, ir a pagar las cuentas, trasladarse hasta el trabajo, ir a espacios de esparcimiento, son acciones que se alentarán lo menos posible para poder controlar la pandemia. “El confinamiento, en algún momento va a terminar, pero muchas cosas van a quedar. A pesar de que estamos haciendo más actividad física, puede que seamos más sedentarios que nunca”, estableció Battilana.

En 2002 la Organización Mundial de la Salud definió al sedentarismo. “Poca agitación o movimiento”, es la síntesis de la definición. La OMS estableció que se considera a una persona como sedentaria cuando en sus actividades cotidianas no aumenta más del 10 por ciento la energía que gasta en reposo. Es difícil, con esas cifras, que un futbolista, rugbista, tenista, o jugador de voley entre en el rango de sedentario. Lo que sí es seguro es que esos atletas de alto rendimiento no pueden escaparse de la pandemia y los nuevos hábitos sociales que impone. Los sufren igual que una persona que no realiza un deporte y los iguala, en la medida, que si bien es cierto no llegan a ser sedentarios, no hay manera de que esquiven la tendencia hacia los comportamientos en reposo y de menor actividad que el virus impone. “Todos tenemos que empezar a replantear eso y empezar a movernos más, aunque sea obligarnos a salir a caminar, a hacer las compras. Hoy tenemos comodidades que nos hacen estar sedentarios”, insistió Battilana.

En una consulta rápida que hizo LG Deportiva a referentes del deporte local (ver notas aparte), algunos reconocen que, pese a su condición de atletas y de haber hecho los esfuerzos para combatir la pasividad, sienten que se mueven menos. Otros detectaron, y con preocupación, que la población está cayendo en la dinámica deportiva-sedentaria que plantea Battilana. “Ojalá que la gente se dé cuenta: aunque esté haciendo actividad física, se tiene que empezar a mover más durante el día. Y por supuesto cuidarnos con el tema de la alimentación porque, cuanto más tiempo uno está en su casa, más acceso tiene a la comida”, alertó Battilana.

Ser niñera: tan desgastante como navegar el laser radial

El deporte que practica Leyla Murillo es de alta complejidad. No sólo porque requiere una embarcación, sino porque la exigencia física es alta. La joven de 18 años practica yachthing a nivel competitivo en Tucumán y ya cuenta con varias pruebas nacionales en su currículum. Para que su laser radial se deslice sobre los espejos de agua, Murillo debe entrenarse en la misma proporción tanto sobre la embarcación como en el gimnasio, dos ámbitos que, luego de más de un año de pandemia, puede visitar con mucha intermitencia. “Sí, siento que todo esto me hizo más sedentaria”, respondió sin dudar la nauta. “Es muy difícil encontrar el tiempo para evitarlo porque empecé a ir a la facultad y a trabajar”, detalló Murillo. Justamente ahí, en el trabajo, le encuentra algo de consuelo al problema. Su testimonio tiene coincidencia con lo que Battilana argumentó sobre los trabajos activos. “Soy niñera. Lo que noto es que los niños tienen ¡tanta energía!”, exclamó. “Aprovecho eso para jugar al tenis, saltar en la cama elástica. Cuando vuelvo me duelen los trapecios, la espalda, las piernas. Ahí me doy cuenta que estuve haciendo ejercicio y gastando energía”, reconoció Murillo entre risas.

Murillo domina el laser radial en El Cadillal.
Murillo “doma” al incansable Máximo, a quien cuida en su rol de niñera.

Dos veces con el virus y dos momentos para aprender

La ex Puma y actual jugadora de Cardenales, Rita Cazorla, fue “piloteando” la cuestión pandémica. “El año pasado sí, me sentí más sedentaria. Ahora no”, reconoció la rugbista. ¿Por qué? “Busco aunque sea sacar a pasear a mi perra, o salir a caminar”, indicó Cazorla. La dama utiliza uno de los simples recursos que sugirió Battilana para combatir la tendencia al sedentarismo. “El primer momento de la pandemia, fue duro. No sabía qué pasaría y, aunque seguía entrenando por Zoom, después de un tiempo dejé de hacerlo. Después retomé la actividad y busqué enfocarme en las cosas que sentía que me faltaban pulir”, detalló. “Lo que sí me afectó, fue que tuve covid-19 dos veces y estuve aislada otras por contacto estrecho”, lamentó Cazorla.

Tranquilo, pero alerta

El campeón mundial 2016 del circuito “X-Terra” de triatlón (35 a 39 años), Alejandro Bulacio Sfrisso, no siente que la pandemia amenace a los atletas en cuanto a los hábitos activos. “No veo que haga que los deportistas se vuelquen a la vida sedentaria. Pero, al no haber competencias cercanas, no se pueden fijar objetivos a largo plazo. Eso hace que nos relajemos un poco, en cuanto al entrenamiento”, analizó el triatleta. Y estableció un consejo válido más allá de lo deportivo: “hay que ser fuertes mentalmente, no relajarse demasiado porque puede hacernos bajar a niveles inferiores a los que teníamos previos a la pandemia”.

Negocio exitoso por los nuevos hábitos

En el vocabulario de Sebastián Gómez Lassalle la palabra sedentarismo no existe. El poco movimiento o poca agitación a la que hace referencia la OMS no está ni cerca de ser característica del múltiple campeón tucumano de la especialidad descenso de mountain bike. Gómez Lassalle, para mantenerse activo, se construyó un circuito de dimensiones reducidas en el patio de su casa. Lo que hizo en abril de 2020 se comentó en todo el país. “Por la pandemia, empezamos a andar más en bici. El mountain bike se potenció y no lo restringieron tanto como a otros deportes”, opinó. Es verdad lo que plantea. Al mismo tiempo, “Sebi” vio cómo se potenciaron los nuevos hábitos, orientados más hacia la pasividad. “Se nota que la gente se resguarda más. Muchos nos dicen que compran online por precaución o comodidad también. Todos están usando mucho más las redes”, comentó sobre la bicicletería virtual que montó en plena pandemia. Si bien hay que buscar las alternativas para vivir en estos tiempos, no hay que descuidar el resto de la realidad, tal como lo hizo Gómez Lassalle cuando se construyó su circuito para no quedarse quieto.

Más quieto, más lesiones

Para Cristian Coria, la crisis sanitaria hizo crecer el sedentarismo. No sólo puede percibirlo desde su rol deportivo de boxeador, también desde el de comerciante. Como dueño de tres locales avícolas, Coria pudo mantenerse un poco más activo durante las cuarentenas al ser considerado un rubro esencial. “En mi caso particular, la pandemia me llevó a perder un poco la motivación. La alimentación y la exigencia no es la misma. A mí me costó mucho realmente, con lesiones de por medio. Claramente, para un nivel profesional, mantenerse activo, salir a correr, andar en bicicleta, armarse un gimnasio en casa, no es suficiente”, explicó “El Zorrito”.

Coria atiende una de sus avícolas en Famaillá.
Coria, en plena acción ante Puello, en República Dominicana.

En diciembre de 2020, el famaillaense por adopción combatió por el título mundial superligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en República Dominicana. Alberto Puello lo noqueó en el sexto round. “Siento que esta pandemia influyó en esa mala imagen. No quiero terminar mi carrera con esa pelea. Por suerte comencé a entrenarme nuevamente y espero poder viajar pronto a Buenos Aires o Córdoba para, definitivamente, tomar el envión anímico que se necesita. Ojalá esto pase pronto”, deseó Coria.