Durante la siesta del feriado del martes 25 de Mayo, según declaró la viuda, “salieron a macanear” en una moto. Dejaron la ciudad de Alderetes rumbo a Los Ralos. Cerca de las 18, la pareja de amigos habría intentado asaltar a cuatro jóvenes. Pero el crimen terminó de manera trágica. Uno de los presuntos ladrones murió desangrado al recibir un disparo en la pierna que rozó la arteria femoral.

Su compañero huyó por los cañaverales de la zona, pero fue atrapado durante la mañana del sábado por el personal de la Brigada de Investigaciones Este. Por la tarde, el joven de 25 años fue acusado de robo agravado seguido de homicidio. Por esa calificación legal, si fuese encontrado culpable, podría recibir una condena de hasta 25 años de prisión.

El titular de la Unidad Fiscal de Homicidios II, Carlos Sale, investiga el caso. Según su teoría, Omar “El Gordo Polenta” Argañaraz y Ceferino “Puchino” Argañaraz -en principio no serían parientes- atacaron a cuatro jóvenes de Los Ralos en una finca. Los redujeron y los golpearon para que les entregaran sus pertenencias.

De casualidad, una mujer pasó en moto por el lugar. Los supuestos asaltantes se distrajeron y, al verse descubiertos in fraganti, se habrían puesto nerviosos.

En ese momento, Juan José Jiménez Cruz, de 30 años, vio la oportunidad para liberarse y forcejeó con “El Gordo Polenta”. En medio de esa refriega se escucharon dos disparos. Uno de ellos impactó en el pie de Jiménez Cruz y el otro en la pierna del presunto asaltante. Ambos cayeron. Argañaraz, herido, intentó disparar contra los jóvenes, pero no pudo hacerlo: se le había caído el cargador de su arma. “Puchino”, en vez de ayudarlo, escapó del lugar. Su supuesto cómplice murió a los pocos minutos, desangrado.

La pesquisa

Sale buscó identificar al cómplice del presunto asaltante que había muerto en la finca. Fue la viuda de “El Gordo Polenta” quien, aparentemente por despechó, contó lo que había sucedido.

María Emilia Cuevas dijo que esa tarde Ceferino Argañaraz la llamó para decirle que tenían que hablar. “Me dijo que habían asaltado a unos ‘changos’ y que se había ‘producido un problema’. Que no sabía si (“El gordo polenta”) estaba herido o si lo habían atrapado; y que él se había escapado por los cañaverales”, declaró la mujer.

Personal de la Brigada Este, al mando de los comisarios Raúl Herrera, Carlos Suárez y Jorge Dib, constató el domicilio del sospechoso y solicitó una orden de detención, autorizada por la jueza Ana Iácono. “Puchino” dormía cuando llegó la Policía y lo detuvo.

La audiencia

La auxiliar fiscal Luz Becerra planteó el caso. Sobre la base de los testimonios de las víctimas del intento de asalto, de la esposa del presunto asaltante muerto en la finca y de la mujer que presenció cómo se perpetraba el intento de robo, puntualizó cómo se había producido la muerte de “El Gordo Polenta”. También brindó detalles acerca de cómo habían logrado dar con “Puchino”.

“Entendemos que Omar Argañaraz falleció como consecuencia del robo que intentó cometer con su cómplice Ceferino Argañaraz. Existe jurisprudencia que avala esta teoría y por eso decidimos imputarle (a “Puchino”) el delito de robo agravado seguido de homicidio”, señaló la representante del Ministerio Público Fiscal.

Gerardo Martínez, defensor de “Puchino”, se opuso al planteo de la acusadora. “En primer lugar no se puede determinar si realmente hubo un robo. Aquí hay declaraciones de una sola parte. Y en segundo lugar, el derecho es dinámico, no algo estático y estamos discutiendo jurisprudencia de 2004”, argumentó.

Becerra pidió que al acusado se le dictara la prisión preventiva por cuatro meses. Fundamentó su pedido en la cantidad de procesos abiertos que tiene “Puchino”, entre los que se encuentran causas por robo, drogas y espera afrontar un juicio en el que está acusado de homicidio agravado criminis causae. “Es un hombre que tiene grandes posibilidades de recibir condenas altas, no sólo por este caso, y podría fugarse para evitarlas”, sentenció la auxiliar fiscal. Martínez se opuso y solicitó que se le otorgue el arresto domiciliario.

Declaraciones

Cuevas habló durante la audiencia, pero en esta oportunidad nada dijo sobre el comportamiento de “Puchino”. “Señora jueza quiero que se investigue porque a mi esposo me lo entregaron con golpes en la cabeza. Tenía muchos golpes. Quiero saber qué le pasó”, declaró.

“Puchino” Argañaraz también habló. “Todas esas acusaciones son mentiras: no tengo nada que ver”, se apuró en aclarar.

“Ese día fuimos a la riña de gallos que siempre se hace para el 25 de Mayo en Delfín Gallo. Cuando volvíamos a Alderetes, esas personas nos detuvieron de la nada”, explicó el acusado.

“De ahí, el otro muchacho empezó a hacer preguntas. Empezaron a decirse cosas y fueron levantando el tono. Yo estaba atento a lo que hacían los otros tres. Sentí tres disparos y salí corriendo a los cañaverales. No sabía lo que había pasado. Después llamé a un familiar para que me fuera a buscar”, explicó.

La jueza Isolina Apás de Pérez de Nucci avaló la formulación de cargos realizada por la representante de la fiscalía de Sale, pero aclaró que se trata de una calificación provisoria. También concedió los cuatro meses de prisión preventiva que había solicitado Becerra. El defensor anunció que impugnará el fallo.

Claves del caso

Cuatro jóvenes son atacados por motochorros en una finca de caña de azúcar de la comuna de Los Ralos.

Una de las víctimas se trenza en lucha con un asaltante. Ambos resultan heridos, pero el acusado del robo muere desangrado.

La viuda del fallecido identifica al compañero y brinda informes sobre dónde lo podían encontrar. La Policía lo detiene.

La fiscalía que conduce Carlos Sale acusa al arrestado de homicidio por la muerte de su compañero. La defensa impugna.

Un antecedente: el caso de la víctima que se infartó

El de la finca de Los Ralos es el segundo asalto seguido de muerte que llega a la Justicia en una semana. El anterior se dio el viernes 28. Ezequiel David Esquilache volvía del trabajo acompañado por su hijo, de 23 años: ambos fueron interceptados por dos delincuentes. Después de que les quitaran sus pertenencias y los golpearan, Esquilache padre corrió para pedir ayuda, pero se desvaneció y murió de un infarto. El caso es investigado por la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos II, a cargo de Pedro León Gallo. La auxiliar fiscal, María José Agüero, pidió que se acuse a los detenidos por “homicidio en ocasión de robo”. “Hay jurisprudencia de la Corte Suprema de la provincia que avala este planteo. Sostienen que se debe considerar esta calificación cuando una acción de suma violencia genera la muerte de una persona; y en este caso corresponde aplicarlo, porque el hijo sufrió un robo agravado y el padre se descompuso al salir corriendo a pedir ayuda”, argumentó.