Lourdes (35 años, empleada de un banco) cuenta que siempre se consideró “rellenita”, aunque eso no le afectó su autoestima. Hace unos días, cuando se conoció que se ampliaba la vacunación para las personas con obesidad de tipo II, enseguida se interesó y le consultó a un médico. El primer paso: saber cuál era su Indice de Masa Corporal (IMC). Dividió su peso dos veces por su altura: el resultado fue 34,6. “No me toca aún la vacuna. En parte me alegré porque significa que estoy mal con mi peso, pero tal vez no tan mal como creía”, evalúa.

Como ella, cada vez más personas están haciendo el cálculo en estos días. Hoy por hoy, el IMC es visto por muchos como la medida con mayor peso en cuanto al cuidado de la salud. Los números van y vienen en los consultorios, en las calculadoras on line, en las aplicaciones, en las balanzas inteligentes, en los gimnasios e incluso a la hora de determinar si una persona es candidata o no para la vacuna que previene la covid-19 (desde IMC 35 en adelante).

La pregunta es ¿para qué sirve concretamente? ¿es la manera más útil para saber si estamos en buena forma y saludables? En esta nota, los especialistas nos dan los detalles sobre esta fórmula que se presenta como muy sencilla. Se mide así: tomás tu peso (en kilogramos) y lo dividís por el cuadrado de tu altura (en metros), explica Francisco D'Onofrio, médico nutricionista y coordinador del Programa de Atención Integral de la Obesidad (PAIO), que depende del Ministerio de salud.

Con el resultado del cálculo de IMC es posible clasificar en una de las cuatro categorías principales: bajo peso (IMC inferior a 18,5), peso normal (de 18,5 a 24,9), sobrepeso (de 25,0 a 29,9) u obesidad (30 o más). En esta última categoría, se divide así: obesidad I (de 30 a 34,9), obesidad II (de 35,0 a 39,9) y obesidad III (40 o más).

¿Cuántos podrían considerarse normales dentro de esa tabla? Muy pocos si tenemos en cuenta que más de la mitad de los tucumanos tiene exceso de peso y obesidad, de acuerdo a la última encuesta de factores de riesgo del Ministerio de Salud. Si bien puede ser una medida útil para grandes grupos de personas, no dice tanto sobre la forma física y la salud de una persona en particular, aclaran D'Onofrio y la licenciada en nutrición, Lucía Vallejo Trejo.

Las fallas

“Es un sistema que sirve para tomar medidas en poblaciones, como por ejemplo esta de vacunar de acuerdo al IMC de las personas. Sin embargo, tiene sus fallas. Una persona que va mucho al gimnasio y tiene una importante masa muscular puede llegar a dar como resultado sobrepeso. Pero eso no significa que está mal de salud”, detalló D'Onofrio.

“También hay personas que salen con parámetros normales en la medición, pero tienen mucha grasa en el abdomen, lo cual es señal de que no están bien porque eso indica que tienen alto riesgo de desarrollar síndrome metabólico (el nombre de un grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud)”, explicó.

En otras palabras, el IMC no puede determinar, por ejemplo, qué porcentaje del peso de una persona procede de su grasa, de sus músculos o de sus huesos. Esto explica por qué los atletas musculosos suelen tener un IMC elevado a pesar de presentar poca grasa corporal.

Un dato poco preciso

Está demostrado que a medida que las personas envejecemos, es habitual perder masa muscular y ósea y al mismo tiempo ganar grasa abdominal. Este cambio en la composición corporal -que sería preocupante para la salud- no se vería si es que no cambia el IMC de una persona.

“El objetivo del IMC es identificar las categorías de peso que pueden llevar a una persona a tener problemas para la salud. Es más útil para abordajes poblacionales. Cuando es un trabajo más personalizado, es un dato poco preciso porque lo que interesa más a un profesional lo que marca el estado físico de la personas: saber los componentes de masa grasa y de masa muscular. Lo que marca un estado de salud óptimo y calidad de vida es la masa muscular”, explica la licenciada Vallejo Trejo.

Según la profesional, se puede partir de un cálculo de IMC para ver el estado general de un paciente. Pero esto sí o sí debería combinar con análisis bioquímicos y clínicos, más hacer una medición de la cantidad de grasa y de masa muscular.

Vallejo Trejo considera que si el IMC se utiliza para establecer metas arbitrarias, algunos pacientes que han perdido peso y han alcanzado un estado saludable, pero que todavía tienen un IMC alto, pueden sentirse frustrados. Así como también puede ser perjudicial que un nutricionista dé por sentado que una persona con un índice de masa corporal normal está sana y no la interrogue sobre los hábitos potencialmente dañinos que pueda tener.

¿Hay otras mediciones?

Si el IMC no es tan importante para controlar la salud individual, ¿qué es lo que sí funciona? Según Vallejo Trejo, deben ser varias cosas y no tanto centrarse en el tamaño del cuerpo como indicador de la salud. Los resultados de la glucosa en sangre, los triglicéridos y el colesterol son muy útiles. También las mediciones de grasa que se hacen con un lipocalibre: se analizan distintas puntos de la anatomía; se miden perímetros, diámetros y pliegues del cuerpo que pueden revelar de qué manera se distribuyen los músculos y las grasas de tu cuerpo.

Según D'Onofrio, la bioimpedancia es uno de los exámenes más certeros para identificar la composición corporal; a través de un aparato especial se indica la cantidad aproximada de músculo, hueso y grasa. “Hay muchos métodos, todos nos van dando señales de cómo está la persona. Para mí también es muy útil medir la circunferencia de la cintura. Así se calcula la grasa abdominal, que se encuentra en la profundidad del abdomen y se acumula alrededor de los órganos vitales. En exceso, puede aumentar el riesgo de ciertas condiciones relacionadas con la obesidad, como la diabetes de tipo 2, la hipertensión arterial y las enfermedades coronarias”, detalla. Y da más precisiones: Según la OMS, circunferencia de la cintura de la de la mujer no debe superar los 88 centímetros y en el hombre, los 102.

Un poco de historia
Así surgió el IMC, un cálculo que tiene impacto en epidemiología

El primer antecedente del Indice de Masa Corporal (IMC) se remonta a la década de 1830, cuando un estadístico belga quería describir cuantitativamente al “hombre promedio”. El cálculo fue popularizado en la década de 1970 por el fisiólogo de Minnesota Ancel Keys.

Al parecer, a Keys le molestaba que las compañías de seguros de vida evaluaran el riesgo de morir de las personas calculando la grasa corporal. Para llegar a esta conclusión, comparaban el peso de un individuo con el peso medio de otras personas de su misma altura, edad y sexo.

Aunque ya no se valora tanto en los consultorios del mundo, sí se comprobó que el IMC es una herramienta muy útil en la investigación epidemiológica.

Cuando se hacen mediciones en grandes grupos de personas, se ha demostrado que un mayor índice de masa corporal se asocia generalmente a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes de tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

En promedio, las personas con un índice de masa corporal más alto tienen más grasa corporal, por lo que puede ser útil para hacer un seguimiento de las tasas de obesidad a nivel mundial, que casi se han triplicado en todo el continente en las últimas décadas.

Otra medición
Indice de la cintura cadera: cómo se mide y para qué sirve

Otro índice menos conocido pero cada vez más utilizado por los nutricionistas es el Índice Cintura Cadera (I.C.C). Proporciona una valoración para diagnosticar el síndrome metabólico, conformado por la obesidad, la diabetes tipo II, la hipertensión arterial y las dislipemias (trastornos en el colesterol). Según la Organización Mundial de la Salud, este síndrome es el principal factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, cuyo resultado es una mortalidad precoz o disminución de expectativa de vida.

El índice se obtiene midiendo el perímetro de la cintura a la altura de la última costilla flotante. Este se divide por el perímetro máximo de la cadera a nivel de los glúteos.  

¿Cuáles son los valores de referencia? En mujeres, un resultado normal que no implique riesgos debe oscilar entre 0,71 y 0,85 centímetros. En hombres, el resultado debe encontrarse entre 0,78 y 0,94 centímetros. Valores superiores indicarían obesidad abdominovisceral, lo que implica un riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares.