Quiero destacar la actitud amable y generosa de las dos señoritas que el miércoles auxiliaron a mi hijo cuando cayó en la esquina de San Juan y 25 de Mayo, empujado por unos chicos. Fueron tan amables que no solo le facilitaron pañuelos -sangraba mucho por la nariz- sino que lo acompañaron hasta la guardia de un sanatorio cercano. No conozco sus nombres, pero siempre las recordaré con profundo agradecimiento. Dios las bendiga.

Alicia Sánchez de Wallberg

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