Palentólogos presentaron en sociedad un nuevo “gigante” fósil argentino: un quirquincho que parece ser el ejemplar más grande del que se tiene conocimiento. Lo encontraron en cerca de San Pedro, provincia de Buenos Aires, muy completo: hay partes del cráneo, de sus miembros anteriores y posteriores, de la cola y del torso.

“Apareció unos nueve metros bajo el nivel actual de suelo, incrustado en una placa de minerales compuesta básicamente de carbonato de calcio. Allí, estaban conservadas las piezas, como congeladas en el tiempo”, contó el director del Museo de San Pedro, José Luis Aguilar, que lo encontró una tarde de agosto de 2017. “Estaba recorriendo un predio de extracción de tosca porque días antes habíamos extraído partes de un enorme oso prehistórico”, recordó Aguilar en diálogo con la Agencia CTyS-Unlam, y agregó: “el hecho de que haya aparecido tan completo nos permitirá inferir detalles sobre sus alimentos preferidos”.

¿Por qué tan grande?

Luciano Brambilla, investigador del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario, especificó: “se trata de un ejemplar de armadillo similar a Chaeotophractus villosus, un peludo actual que habita en gran parte de nuestro país”.

“Dado lo bien conservado del ejemplar, es posible destacar que su morfología prácticamente no cambió luego de 700 mil años, pese a lo que podría esperarse según los cambios climáticos y ecológicos que ocurrieron a lo largo de ese tiempo”, agregó y resaltó que, en cambio, el hallazgo devela que en aquel tiempo, la especie parece haber superado en tamaño los ejemplares actuales: las observaciones preliminares arrojan una diferencia de tamaño superior al 15 % entre este peludo fósil y sus congéneres actuales.

“Es una diferencia grande. Creemos que puede obedecer, como parece haber sucedido con otras especies, a la necesidad de afrontar la llegada de ciertos carnívoros provenientes del hemisferio norte”, comentó Brambilla.