El comercio internacional venía padeciendo los efectos de una guerra comercial entre Estados Unidos y China y luego llegó la pandemia de la Covid-19. El comercio de bienes sufrió una caída del 5,3% en 2020, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se prevé que en este período se expandirá 8%. La economista María José Granado acompaña esta estimación y dice a LA GACETA que la recuperación, aunque lenta, viene desde China, seguido de EEUU y más atrás Europa. La directora de la carrera de Posgrado “Especialización en Comercio Internacional”, que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, señala que todo indica que el movimiento global irá hacia un mayor libre comercio, una tendencia a la que la Argentina deberá acompañar, subirse a esa ola para no quedar relegada en el comercio global. De la experiencia que nos deja la pandemia, Granado señala, en la entrevista concedida a LA GACETA, que el país debería conformar un fondo anticíclico en buenos tiempos para hacer frente a cualquier turbulencia que pueda presentarse.

 -¿Qué perspectivas tiene la Argentina frente al nuevo escenario global?

-Generalmente, los principales movimientos en el valor del comercio se venían dando por cambios en los precios; ahora, por la pandemia, se dieron principalmente en los volúmenes, aunque esta también incidió en precios. Las exportaciones tucumanas sintieron ese impacto por el menor comercio global, que contabilizaron U$S 773 millones (valor FOB) en 2020. Sin embargo, la industria del limón tuvo cierta mejora por una mayor exposición al mercado estadounidense. Creo que la Argentina, en general, debería aprovechar más la tendencia al incremento de sus términos del intercambio (precios de sus exportaciones/precios de sus importaciones), como sucedió hace algunos años cuando hubo un boom de los commodities por el ingreso de China al comercio global. Aunque más moderada, se ve una tendencia en el incremento del precio de los bienes que el país exporta. Hay que prestarle mucha atención a los factores exógenos para aprovechar en las políticas públicas los ingresos extraordinarios.

-¿Cómo puede aprovecharse eso?

-Mi tesis doctoral estaba vinculada a la política fiscal, pero también al comercio exterior. Un trabajo específico intentaba contestar la pregunta sobre cómo construir un fondo anticíclico basado en los precios de los commodities. Por ejemplo, si en el período 2003 a 2013 se hubiera ahorrado ese ingreso extraordinario (por el aumento en el precio internacional de la soja), tal vez no hubiese sido necesario apelar a un crédito del FMI. La Argentina necesita una política anticíclica y no dilapidar tanto los recursos. Uno puede mirar a Chile que ahorra lo que proviene del cobre y, en cierta medida, puede marcar una tendencia en la región para que otros países sigan esa política. Eso marca una disciplina fiscal específica que, en el caso chileno, está vigente desde 2001 independientemente de los cambios de gobierno que se fueron sucediendo. Este tipo de fondos anticíclicos son más comunes en aquellos países que exportan metales y energía, con alta volatilidad en los valores.

-En nuestro caso, el factor central de financiamiento de estas características pasa por la soja...

-Principalmente en la soja. El esquema consiste en atesorar los ingresos extraordinarios que los productos primarios generan en los buenos tiempos y pensar en ahorrarlos. Claro que, en la actualidad, estamos lejos de los buenos tiempos, con semejante déficit fiscal. Pero habría que pensar en que esos fondos extras no se utilicen, por ejemplo, para cubrir gastos corrientes y se los destine, por lo menos, a gastos de capital o a programas que fomenten las exportaciones.

-¿Hay voluntad política de avanzar en un esquema de tal naturaleza?

-Tal vez el ministro de Economía, Martín Guzmán, debería considerar un esquema de este tipo. Sucede que hay demasiadas contradicciones en materia de comercio exterior. Constantemente, de alguna manera, las políticas limitan las exportaciones, como es el caso de la aplicación de retenciones. Menos mal que a principios de este año se detuvo un movimiento que buscaba aumentarlas. Creo que hay que salir de esa lógica de que la política vea al empresario como un enemigo porque esto perjudica al exportador. Por el contrario, un gobierno debe fomentar e incentivar la comercialización de productos argentinos a otros países. Todo gobierno sabe que es fundamental fomentar el desarrollo exportador, pero no se ven políticas que tiendan hacia eso. Esto podría generar un alto ingreso fiscal.

-Entonces, ¿se requiere conciliar la necesidad de mejorar el perfil exportador para captar más ingresos sin dejar de mirar la evolución económica?

-Cuesta definir un esquema extraordinario, porque es fundamental que un país como el nuestro esté en situación de vacas gordas. Hoy estamos con precios crecientes, pero con una economía en baja. Hay que conciliar políticas de tal manera de aprovechar un momento en que tienda a regularse el cuadro fiscal para empezar a pensar en un fondo anticíclico. Hay que pensar en descomprimir la cuestión fiscal. Hoy por una cuestión o por otra, no se percibe que el Gobierno esté buscando la mejor forma de fomentar las inversiones, el desarrollo productivo y las exportaciones. Por el contrario, las políticas tienden a poner parches y eso no favorece para nada ni al empleo ni a la inversión, que busca reglas estables. Estamos en un círculo vicioso muy preocupante, que hace algunos días en el diario fue expuesto claramente por el profesor Osvaldo Meloni. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿cómo saldremos de estos compromisos crecientes de gastos corrientes que el Gobierno asume permanentemente? Debería pensase en favorecer la producción, apuntalando la generación de riqueza para que la Argentina tenga un horizonte más promisorio.

-En la última cumbre del Mercosur, por los 30 años de vigencia del bloque, hubo roces entre los socios. ¿Es posible avanzar con tantas diferencias?

-La integración argentina no se logra fuertemente ni con el mismo bloque regional. La política nacional actual no está acorde a la mirada de nuestros socios regionales que sí quieren avanzar en una integración global. Brasil y la Argentina mueven al Mercosur, por sus volúmenes de comercio, pero Uruguay está señalando que el camino es ir hacia una mayor integración entre bloques económicos. El país había logrado firmar un acuerdo con la Unión Europea, pero esto no se concreta, entre otras cosas, por las trabas que pone la actual gestión de gobierno. No hay evidencia empírica que indique que puede haber desarrollo económico en un país que cierre su economía o se aísle del mundo. Todo lo contrario. Hoy, como salida a la crisis global, las economías desarrolladas intentan abrirse más al mundo y esa ya es una tendencia internacional para salir de la crisis lo más rápido posible, como el reciente acuerdo de libre comercio asiático. Solo hay que echar una mirada a la historia y observar que los países que se aislaron no generaron desarrollo. Silvana Tenreyro (la economista tucumana que está a cargo de Política Monetaria en el Banco de Inglaterra) trabajó en un paper sobre comercio internacional que demuestra, con evidencias, cómo una mayor apertura de un país genera una menor volatilidad para su economía, porque tiene más posibilidades de compradores y de proveedores de productos, como una especie de seguro. Ese mensaje es muy interesante porque implica una nueva evidencia a favor del comercio internacional, con una mayor generación de divisas, algo que la Argentina está necesitando en estos momentos para comenzar a resolver sus cuestiones macroeconómicas como los compromisos por su deuda. ¿Si no se generan dólares, cómo hacemos para salir de esta situación?

-En un mundo tan cambiante, cobra más fuerza una especialización en comercio internacional (ECI)...

-La educación genera esperanza. Le preguntaba a los alumnos qué le generaba el posgrado y aparecieron muchas palabras positivas. El conocimiento me genera la esperanza de que esto puede cambiar en algún momento y la ECI tiene una inspiración muy importante: está comprometida con el desarrollo del país, con el fin de que más profesionales argentinos puedan desenvolverse, dinámicamente, en las empresas, favoreciendo la inserción internacional de las compañías en las que habitualmente desarrollan sus actividades. Es muy difícil convertirse en una empresa exportadora, por los costos que ello implica, pero el conocimiento de las políticas internacionales contribuye a bajar esos costos, a través del diseño propio de estrategias comerciales. Para ello, con un cuerpo docente que tiene práctica en materia de comercio exterior, un profesional puede llegar a interactuar con organismos promotores del comercio. Tucumán, en ese sentido, es una provincia que demanda esta expertise. Su diversidad productiva es tan importante que hoy se exportan más de 160 productos a más de 150 países del planeta. Tucumán, al igual que la Argentina, tiene todas las oportunidades para seguir expandiendo sus negocios internacionalmente, más allá de los productos primarios. Las ventajas comparativas que tenemos respecto de otras zonas son tales que pueden marcar un diferencial para los productos o los servicios que se quieran vender al mundo. Con la tecnología y el comercio electrónico, las posibilidades son infinitas. En algún momento, en algún lugar del mundo, un comprador querrá un producto que se hace en Tucumán. Hay que desarrollar ese proceso, con una visión de que todo es posible. Para eso también se requiere de conocimientos con el fin de alcanzar una mejor inserción en el comercio internacional.

Posgrado
¿En qué consiste la especialización?

La carrera de Posgrado “Especialización en Comercio Internacional”, que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán,  está destinada a profesionales de las áreas de Ciencias Económicas, Ingeniería, Agronomía, Derecho, Comercio Internacional, Relaciones Internacionales, y otras vinculadas a través del comercio entre países. Tiene una duración de dos años. Se cursan de modo virtual por Google Meet los viernes por la tarde y los sábados por la mañana.  El inicio de clases será el viernes 16 de este mes. La primera materia será Operatoria del Comercio Internacional: Procesos de Exportación e Importación. La inscripción puede realizarse totalmente online, llenando el siguiente formulario: http://bit.ly/com_internacional. Los interesados deben llenar esta semana el formulario y enviar la documentación escaneada por mail a eci@face.unt.edu.ar (copia de Títulos de Grado o constancia de Trámite en caso de no tenerlo, fotocopia del DNI, del Acta de Nacimiento y Curriculum Vitae. Para conocer más detalles, los interesados pueden ingresar a https://face.unt.edu.ar/web/posgrados/especializacion-en-comercio-internacional/. El posgrado es dirigido por María José Granado, licenciada en Economía y Magister en Economía (UNT), Doctorando en Economía -  Tesis en Desarrollo (Universidad de San Andrés). Además, es profesora Asociada de Comercio Internacional y Economía Aplicada (FACE-UNT).