“La política maquiavélica es la que hoy nos domina por completo. En esa política el fin justifica todos los medios. Soy contrario de esa política: es el medio el que justifica los fines. Una buena causa es una buena causa; una buena causa mal defendida puede convertirse en una mala causa”, resume el español Javier Cercas desde su casa, en España. El motivo de la charla con medios de Sudamérica -entre ellos, LA GACETA- a través de una videoconferencia es el lanzamiento de su libro Independencia (Tusquets), en el que reaparece el investigador Melchor Marín. En esta historia de casi 400 páginas, Marín investiga un chantaje a la alcaldesa de Barcelona a partir de un video sexual. “La alcaldesa de mi novela es representante de esa primera política”, explica Cercas al comenzar la entrevista.

Marín es un personaje que apareció por primera vez en su novela Terra Alta y que tras su reaparición en Independencia -ambientada en 2025- tendrá una tercera historia que ya ha tomado forma, según dice el autor. En este momento, cuenta, su objetivo es escribir “historias autónomas que formen parte de un ciclo mayor”.

Los vaivenes catalanes de los últimos años han marcado sus pasos: “Desde 2012 a hoy, pero sobre todo en 2017, tuvimos una crisis brutal. Tuvimos una atmósfera pre-bélica. Nunca pensé que se iba a vivir algo así”. Y agrega: “Como persona, como articulista que escribe sobre estos asuntos, intento ser lo más razonable posible. Y civilizado. Pero soy un ser humano y no un ángel. Llevo una furia terrible. Esa furia ha creado a Melchor Marín. Melchor Marín soy yo, mi parte oscura, mi parte maldita. Todos llevamos una parte oscura dentro. Una parte oscura, de venganza. Si eso aflorara en la vida cotidiana destruiríamos a los demás y a nosotros mismos. Por suerte eso asoma en la literatura”.

En ese tren, Cercas suelta que estas novelas con Marín de protagonista surgieron de la furia y reconoce que “los novelistas somos como animales carroñeros, que nos alimentamos de lo malo. En un mundo feliz no habría novelas”.

Lejos de un mundo feroz

Escuchar a Cercas, sentirlo próximo aunque sea a través de una cámara de computadora, es una experiencia gratificante. Cercas es de los escritores con los que, más allá de las distancias, se siente que no se ponen en divos. Aunque, claro, esto no es una certeza teniendo en cuenta los abultados egos que se manejan en el mundo literario. Sobre este tema, el español dice: “El trabajo de escritor es solitario, individualista. Y de una competitividad feroz. Por eso huyo del mundo literario. Cuando a los 40 años me hice conocido tenía interés por el mundo literario pero se me pasó rápido. Me encontré con un mundo feroz”.

Una utopía catalana

“Esta novela también habla de las elites en el poder. Y de eso los sudamericanos conocen más”, agrega; y explica que Independencia “es la historia de un tipo que se llama Ricky Ramírez, contracara de Melchor Marín. Busca la independencia de manera equivocada. Su padre le dice que se arrime a los buenos pero él se arrima a los ricos y poderosos, la elite económica de Barcelona. Y la elite catalana lo utiliza para sus propósitos perversos y luego lo usa como papel higiénico. Es una metáfora de lo ocurrido en Cataluña en los últimos años y de cómo operan las elites”.

La situación catalana caló profundo en Cercas, quien pudo y supo expresar sus sentimientos contra quienes manejan el poder a través de libros. “En Barcelona pasó eso: había una crisis y para sacarse esa crisis presionaron al gobierno central para que se vaya. ¿Cómo lo hicieron? Sacando a la gente a la calle. Por un lado usando la furia de la gente, que la estaba pasando mal, y por otro ofreciendo una utopía, la utopía disponible: diciendo que tendríamos una Cataluña libre, en la que todos seríamos hermosos, guapos. La gente se lo creyó, porque si tienes los medios adecuados, como el poder político y los medios de comunicación y las redes sociales, la gente se lo cree. El problema es que ahora las elites están asustadas porque no quieren que la gente siga creyendo eso. Ahora quieren que la gente vuelva a sus casas y eso no es fácil. Porque una vez que los sacaste de sus casas…”, analiza.

“Independencia es un furioso alegato contra la tiranía de los dueños del dinero. La elite catalana no es distinta de otras elites enquistadas en el poder. Los conocemos bien. La democracia, tomada en serio, es el mejor instrumento que inventamos para poner freno a estas gentes. Quemar los containers no sirve para nada. Lo que sirve es tomarse en serio la democracia”, suelta también. Y aclara: “Esta novela tiene una lectura política pero no lo es. No es una crónica de lo ocurrido en Cataluña”.

Literatura popular y calidad

Luego la charla tomó otros caminos, tal vez más generales. Esos caminos lo llevaron a decir que a su criterio El Quijote es la mejor novela que conoce: “No es un libro para catedráticos de Oxford, sino para la gente. Como Shakespeare o Víctor Hugo, que eran populares. No digo que sólo lo popular sea bueno, sino que lo popular no tiene por qué ser malo”. También contó que de niño lo marcaron las novelas de aventuras “como La Ilíada”. Y elogió a Jorge Luis Borges, a quien, dice, lee “infinitamente”. “Él decía que huía de sí mismo. Creo que todo escritor de verdad debería hacer eso. No apoltronarse, no acomodarse. Y pese a eso Borges siempre es Borges. A pesar de que cambie y huya de sí mismo”.

“Lo único que intento es escribir el mejor libro que pueda escribir. El libro que me satisfaga”, dijo además.

Sin rastros literarios

Otro de los temas a los que se hizo referencia fue el de la pandemia. “La historia de la humanidad es la historia de las pandemias. No vivimos una situación excepcional, aunque lo creamos. La última gran pandemia fue la de la gripe española, que mató a más de 50 millones de personas, mínimo, al final de la segunda década del Siglo XX. Mató a más gente que la Segunda y la Primera Guerra Mundial. En el 2025 en Barcelona no se hablará de Covid. Parece mentira pero será así”. En ese sentido, redobló la apuesta: “Dadme una novela, una sola, o un poema o lo que quieran de 1925 en el que se hable de la gripe española. ¡No hay! No ha dejado rastros en la literatura. Las pandemias no tienen quién las escriba. En el 2025 les digo que nadie hablará de eso”.

El tema siguió dando de qué hablar, como cuando respecto de la cuarentena dijo: “A mí me afectó mucho más lo ocurrido en Cataluña en 2017. Si esto no hubiese sido una catástrofe mundial, para mi hubiese sido una bendición personal, porque no viajé y me quede en casa leyendo, escribiendo. Queda mal, pero es la verdad”.

Empatías paradójicas

Entre idas y vueltas, la videoconferencia duró más de una hora. Para terminar, Cercas volvió a referirse a lo que más conoce: la literatura, que, a su criterio, “nos obliga a cuestionar nuestras certezas más arraigadas. Nos obliga a empatizar con comportamientos, con personajes que en la vida real nos parecerían horribles, abominables. Como Michael Corleone, que ha sido capaz de matar a su hermano”. Y por último señaló: “No concibo la novela sin ironía ni humor y el humor empieza por uno mismo. Si uno no es capaz de reírse de sí mismo no tiene derecho a reírse de nada”.

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Alejandro Duchini - Periodista.