“Existe un relato empecinado en querer alivianar el horror y en omitir ciertas calamidades”, dijo.
Las palabras son del poeta diaguita Guillermo Plaza. Con esas palabras se refirió, en una entrevista, al poemario “Poemas de resistencia”, recientemente publicado en Salta.
A continuación damos a conocer fragmentos del prólogo, escrito por el periodista y escritor Daniel Medina:
En la escuela nos hacían pintar las carabelas para celebrar la llegada de Cristóbal Colón. Hasta creábamos versiones de Santa María, La Niña o La Pinta usando cáscaras de nueces. En la televisión, las películas de Hollywood nos daban a entender que esos que tiraban con arcos y flechas eran los malos y, desde luego, todos preferíamos estar del lado de John Wayne. Me crié en un ambiente donde palabras como indio o mataco eran usadas como insulto. Crecí en una provincia que siempre miró a España y quiso ser considerada castiza, soslayando a quienes ya vivían en esta tierra, cuando llegaron esas carabelas. La salteñidad siempre fue una identidad erigida sobre ficciones. Sobre mentiras y olvidos.
Una de mis series favoritas, Fargo, comenzaba cada episodio con esta frase: "Esta es una historia real. Los acontecimientos descritos a continuación ocurrieron en Minnesota en 1987. A petición de los supervivientes, los nombres fueron cambiados. Por respeto a los muertos, el resto se relata tal como ocurrió". Aunque después se concatenaran hechos inverosímiles, esa frase inicial demostraba que los hacedores de la serie comprendían la importancia del "basado en hechos reales".
Porque la realidad tiene otro peso, especialmente cuando no está anclada en el pasado y eso se nota en las páginas que siguen. Este libro da cuenta de más de un siglo de rebelión y resistencia por parte de la Confederación Diaguita. Los acontecimientos narrados y poetizados a continuación ocurrieron en el Norte argentino entre los años 1560 y 1667. A diferencia de la serie inspirada en la película de los hermanos Coen, Guillermo Plaza no cambia ningún nombre. Y sí, todo se relata tal como ocurrió.
Pasaron más de cuatro siglos de esa rebelión sofocada con horror. Y, sin embargo, este libro no podría ser más actual.
Este prólogo se está terminando de escribir el 24 de noviembre de 2020. Hasta antes de que la pandemia empezara a hacer estragos en estas tierras, las noticias daban cuenta de comunidades echadas de sus tierras y de niños wichí que mueren de hambre o porque beben agua no potable. Con la pandemia, las muertes por desnutrición desaparecieron de los medios, aunque no dejaron de acontecer. Simplemente dejaron de ser noticiables. Volvieron a ser invisibles. Ya no se los persigue ni se los extermina, pero se los deja morir.
El horror no es parte del pasado. Tampoco lo es la resistencia: cuando este prólogo se está terminando de escribir, hay una marcha que viene a pie desde Santa Victoria Este. Quieren llegar a la Capital de Salta para pedir agua potable.
Guillermo Plaza no escribió un libro sobre el pasado. Encontró las palabras justas para dar cuenta del horror y la esperanza que nos interpelan ahora. Mostró que la poesía también puede ser una forma de obstinación y supervivencia.