Un año después del alejamiento del escenario de la Orquesta Estable de la Provincia, vuelven los conciertos con público en vivo. El reencuentro, que dará Apertura a la Temporada 2021, se realizará el viernes 12 de marzo a las 21 en el Teatro San Martín (avenida Sarmiento 601), con entrada gratuita y bajo las medidas establecidas por el COE.

“Reencuentro” se denomina el concierto, dirigido por el maestro Alejandro Jassán, en el que se interpretará, en la primera parte Impresiones de la Puna de Alberto Ginastera, con la participación de Simón Sánchez –músico de la Orquesta- como solista en flauta; y Suite del ballet “Appalachian Spring”, de Aaron Copland. En la segunda parte se escuchará Sinfonía 29 K201 en la Mayor, de Wolfgang Amadeus Mozart.


Ginastera y Copland

Impresiones de la Puna es una obra de reminiscencias folklóricas de esa región norteñas. Ginastera tenía 18 años cuando la escribió y fue sacada de catálogo por no considerarla suficientemente lograda como para obtener un número de opus. Sin embargo, en esta obra se aprecian momentos mágicos, muy bien logrados, y un tratamiento del solista (flauta) de primer nivel. La obra está estructurada en tres partes: Quena (lento), Canción (moderato) – Yaraví, y Danza (animado) – Triste.

Ginastera conoce en 1945 a una de las personas que más influyeron en su formación: Aaron Copland. En 1944 Copland acababa de estrenar su famoso Ballet “Appalachian Spring”, un ballet encargado y dedicado a la gran bailarina Martha Graham. De hecho, el ballet tenía como único título “Ballet for Martha”. Poco después del estreno la propia Graham sugirió el nombre actual basado en un poema de Hart Crane.

El argumento desarrolla una fiesta de primavera de los pioneros norteamericanos de la década de 1800 después de construir una nueva granja en Pennsylvania. La suite orquestal se divide en ocho secciones.


Mozart en estado puro

La última obra del programa es una sinfonía compuesta por un joven Mozart también de 18 años, pero con una madurez increíble. La sinfonía Nº 29 en La mayor, es Mozart en estado puro. Influido en su estancia en Salzburgo por los cuartetos de Haydn, el célebre compositor construye una serie de sinfonías de gran vuelo y madurez.

Con una orquestación reducida, expone un arsenal de recursos técnicos que llenan a esta obra de una gran profundidad, y a la vez, de una increíble sencillez dejando ver un gran manejo de la forma.

El primer movimiento comienza suavemente en las cuerdas, con un salto de octava. El tema se repite posteriormente en octavas alternativas mientras los oboes y los cornos se unen. El segundo tema, introducido por los primeros violines, está marcado por un trino recurrente.

El segundo movimiento es el tierno latir del corazón de la sinfonía, una serenata para violines con sordina que, según Edward Downes revela “una encantadora ornamentación rococó y una delicada textura que parece más cercana a la de un cuarteto de cuerdas que a la de una sinfonía”.

El tercer movimiento, después de una apertura engañosamente gentil, evoluciona hacia un minué enérgico, con ritmos con puntillo y fortissimos repentinos. Particularmente llamativas son las octavas del viento al unísono con las que concluye cada una de sus dos secciones.  El final es un movimiento elegante y armónicamente rico, al estilo de los finales de "caza" de Haydn.