- Capitán Hook: si yo fuera tú, ¡abandonaría!

- Peter: si tu fueras yo, ¡yo sería horrible!

“Peter Pan”

La brecha cambiaria superaba el 100%. Las reservas caían en goteo. En los zooms de mercado la palabra que más sonaba era “falta confianza”. Las discusiones se centraban en el timing de la devaluación. Por lo menos aguantemos hasta mayo. Ese mágico mes de otoño donde los agrodólares lloverían desde el cielo.

2020, el año que reconfiguró el mundo, ya terminaba. Por fin.

En plena reunión de Directorio apareció una burbuja verde en un teléfono. Un mensaje de wahtsapp. Desde el otro lado de la cordillera una profe de finanzas llamaba a un colega. “Mis alumnos no entienden cómo funciona Argentina. ¿Se lo podrías explicar?”

Argentina opera contra toda la lógica prevista en la Teoría Económica. Una simple discusión sobre regímenes cambiarios puede covertirse en un tratado. Congelar. Prohibir. Intervenir. Regular hasta el infinito (y más allá) se traduce en múltiples mercados. Múltiples precios. Mismo bien. Grandes oportunidades para arbitradores. En este juego de suma cero, lo que unos pocos ganan, otros pierden.

Dios es Peronista

“Maldición, será un año hermoso”, remataba Álvarez Agis citando a los Redonditos en un caliente “zoom” de mercado. El ex ministro de Axel Kicillof explicaba a la audiencia la inentendible coyuntura local.

De una brecha cambiaria superior al 100% y una devaluación inminente, Argentina hoy se da el lujo de no renegociar con el FMI. Los grados de libertad ganados le permiten llegar cómoda a las elecciones en octubre. Acordar con el organismo supranacional implicaría ceder. Retrasar tipo de cambio, pisar precios y tarifas no está bien visto en el Hemisferio Norte.

Nuestro país hoy contaría con unos U$S 12.000 millones adicionales que engrosarían las reservas. La sumatoria surge de dos componentes: U$S 8.000 millones vendrían gracias a la liquidación de agorodólares, impulsado por los precios. U$S 3.500 millones provendrían de una nueva distribución de Derechos Especiales de Giro del FMI.

El plan económico está detrás del político. Ganar las elecciones. Y la política fue bendecida por la suerte. Tasas de interés mundiales en mínimos. Precio de commodities en alza.

La fórmula Peronista del éxito

Ningún Gobierno gana elecciones con pérdida de salario real. Las autoridades lo saben. Por eso desesperadamente buscan contener la inflación. El ministro Guzmán ya anunció que el ancla será el tipo de cambio. La devaluación estará por detrás de la evolución de los precios según pronósticos oficiales.

La política monetaria hoy se reduce a administrar la brecha. Incentivar la demanda de pesos subiendo la tasa de interés tendría un alto costo político. Se reflejaría en las urnas. Mantener negativa la tasa en términos reales busca inflar la burbuja del consumo. La demanda de bienes o la oferta de pesos, en ascenso.

En el mientras tanto, desde las oficinas de Reconquista 266, la “mesa” del BCRA interviene con compras en el mercado oficial, terminando con saldo positivo en lo que va del año. Sin demanda de dólares por turismo, con trabas a inversores particulares, restricciones a empresas para pagar su deuda, limitaciones a las importaciones y exigencias a los exportadores a liquidar, la autoridad monetaria compite sola en esta carrera. Gana porque nadie está autorizado a comprar.

Lo dólares que acumula pagando $90 en el mercado oficial, luego los vende en el mercado de contado con liquidación. Comprar a $90. Vender a $150. Quién no lo haría si pudiera. Son los beneficios de pertenecer a esa elite llamada Estado.

La grieta de los bonos

Con precios y tarifas congelados, una inflación del 4% mensual es alarmante. El dato para febrero, lejos de ser alentador, estima un piso de 3.5%. El consenso de analistas de mercado espera un 50% para 2021, un número que casi duplica lo establecido en el presupuesto.

La economía es una ciencia social. Hacer pronósticos es complicado. Más aún en una inestable Argentina donde en un lapso de cinco semanas pasamos de “acordamos con el FMI en mayo” a “vamos a investigar el origen de la deuda con el FMI”.

Los economistas nos equivocamos. Bien se sabe que pronosticamos 14 de las últimas 3 recesiones. Por ello buscamos señales. ¿Qué dicen los precios de los activos financieros argentinos? ¿Cómo nos pueden ayudar a tomar decisiones?

“Hay que empezar a mirar los bonos en dólares con cariño”, iniste un viejo lobo de mar desde sus oficinas con vista al Río de la Plata.

Los bonos soberanos hablan. Mismo emisor. Similar duración. ¿Qué explica un retorno en pesos de inflación +6% vs un 18% en dólares? Hay dos Argentinas. O los bonos en pesos están carísimos. O los bonos en dólares baratísimos. O ambas son ciertas.

Derrotada y con las piernas quebradas, ¿se puede bailar?

Encontrar valor en este contexto es todo un desafío. Mientras en el primer mundo los precios de los activos financieros se mueven por lo que la Reserva Federal hará en 2023, en Argentina todo se reduce a las elecciones. Conservar el poder, con independencia de quién esté de turno. La recompensa de la jugada en este “nosotros vs ellos” será esquivar las rejas.

Pisar precios y atrasar tipo de cambio implica acumular desequilibrios. Barrerlos bajo la alfombra. En el mientras tanto, alegando la búsqueda de igualdad se inaugura un megaestadio en una de las provincias más pobres. Las prioridades llevan a construir una igualdad sin estudios, pero con estadios. Del pan y circo romano, al fútbol y chori desde Santiago.

Atención

“Hay que empezar a mirar los bonos en dólares con cariño”, insiste un viejo lobo de mar desde sus oficinas con vista al Río de la Plata.