La sensación de verse perjudicado por los árbitros no es exclusiva de San Martín: prácticamente, no hay club que no se piense “robado” de vez en cuando ante un fallo adverso, independientemente de lo graves que sean sus consecuencias. Sin embargo, en un fútbol que marcha al compás de los intereses de sus dirigentes, la alevosía está tan instalada que los atropellos se han naturalizado de manera preocupante. El “otra más de la AFA, y van...” ya es casi un meme. Torneos con formatos insólitos, que se sortean con mecanismos que nadie entiende, amparados en decisiones de las que nadie se hace cargo, son moneda corriente en un fútbol tan antojadizo como el argentino.

En ese contexto, muchos creyeron ver en el gol del empate (mal) anulado a Lucas González sobre el final del mano a mano contra San Martín de San Juan otra muestra de la vendetta que se anunciaba desde que la entidad de La Ciudadela decidiera ir a fondo contra la AFA por el cambio de formato que lo perjudicó en su búsqueda del ascenso.

Sin embargo, más allá de las protestas puntuales cara a cara con la terna arbitral una vez consumada la eliminación, no hubo más reclamos por parte de San Martín. Lo más probable es que, a esta altura, en el club consideren que no tiene mucho sentido seguir luchando contra molinos de viento. Si cuando sus argumentos eran irrefutables lo despojaron de lo que era suyo por derecha a la vista de todo el mundo y hasta con venia del TAS, el máximo tribunal del deporte, es ingenuo pensar que algún reclamo llegará a otro lugar que no sea un callejón sin salida. Peor aún: puede que hasta empeore su situación entre los clubes “enemigos” de la AFA. Y se sabe que, a la corta o a la larga, la casa siempre gana.

“Es una lástima, porque ese gol nos hubiera permitido llegar a los penales. Pero bueno, ya está. Yo siempre digo lo mismo: de las derrotas se aprende. Y a lo mejor, esto fue una lección para aprender lo que se viene en el campeonato”, sacó en limpio Hernán Pellerano, sintetizando la postura “santa” de no darle mayor entidad a lo que ya no se puede cambiar.

Al ex Vélez e Independiente no se le da por pensar que hubo alguna clase de “mano negra”. Por el contrario, prefiere pensar en qué tuercas se deben ajustar para no depender exclusivamente de aciertos o errores arbitrales.

“Sí vi la jugada después por televisión y (Lucas) estaba habilitado casi dos metros. No creo que esto venga de la AFA. Tenemos que ser autocríticos y saber que, más allá de esa equivocación del árbitro o del asistente, lo que nos tiene que importar es lo nuestro. Lo que hacemos nosotros. Con los jugadores que tenemos, me parece que es cuestión de encontrar el funcionamiento. Si logramos eso, todo lo demás pasa a segundo plano. Debemos enfocarnos en mejorar nosotros. Es para eso que estamos”.