La tragedia volvió a instalarse en un escenario conocido. La falta de mantenimiento adecuado de los márgenes y del cauce del río Salí se cobró otra vida, y en este caso del más inocente. 

SIN MANTENIMIENTO. La basura recorre kilómetros y afecta todo el acuífero.

La muerte de Brian Galván, quien con apenas tres años se ahogó en sus aguas y su cuerpo demoró días en aparecer, tiene que ser más que un llamado de atención: impone revisar la situación de este paisaje letal.

CURVA Y CONTRACURVA. El Salí arrastra sedimentos y corre con fuerza en verano.
ABANDONO. Distintos tramos del río evidencian falta de trabajo y de cuidados.