Santiago Maratea, uno de los influencers más populares del momento, se propuso aprovechar los más de 680 mil seguidores que tiene en Instagram para realizar una buena acción por la comunidad Wichí del Norte del país. Le pidió a cada uno de esos seguidores que donara diez pesos y así juntó casi 3 millones de pesos en algunas horas. Con ese dinero, compró dos camionetas y viajó al norte de Salta para entregarlas junto con otras donaciones.

Su contacto allá es Omar Gutiérrez, un miembro de la comunidad wichí que conoció hace un tiempo y era el primer destinatario del vehículo, quien iba a hacerse cargo del móvil para el bien común de sus vecinos.  

La otra camioneta iba a ser entregada a la fundación Pata Pila, liderada por Diego Bustamante, que combate la desnutrición infantil en las comunidades guaraní, chané y wichí.

Pero cuando llegó a Embarcación, miembros de una comisión local lo increparon y vivió un momento de tensión. El joven fue cuestionado por el destino de los vehículos y le pidieron explicaciones por la elección de los intermediarios de su gesto solidario.

Él explicó que confiaba en Omar, su amigo wichí, y que era un representante que podía "facturar" el vehículo y "tiene registro", mientras que la fundación lo iba a usar para convertirlo en un centro de desnutrición móvil.

Los argumentos no los convencieron y los originarios se indignaron con el influencer. Armaron un piquete en la ruta para frenarlos y quitarles las camionetas. "No sabía qué hacer. Tenía un toque de miedo", explicó a través de sus historias.

Finalmente, llegó la policía y lo escoltó hacia un lugar seguro. Los dos vehículos quedaron a cargo de Gutiérrez.