Un enorme charco de agua se formó en la cuadra del colegio San Ignacio de Loyola. "Cuando los chicos bajen del transporte o del auto para entrar a clases van a tener que meter los zapatos en medio de la podredumbre. El olor ya no se soporta. Nos cansamos de hacer la denuncia en la SAT y no nos da ninguna respuesta", comentó un vecino.