COMPILACIÓN

CRÓNICAS DEL DESAMOR

ELENA FERRANTE

(Lumen – Buenos Aires)

Crónicas del desamor reúne las tres novelas de Elena Ferrante que constituyen ya un hito indiscutido de la literatura contemporánea. Ellas son: El amor molesto, Los días del abandono y La hija oscura.

En el prólogo, “El enigma Ferrante”, Edgardo Dobry afirma: “El lector de Ferrante está en vilo, sorprendido, conmovido, a veces tentado por la risa y en otras ocasiones seriamente disgustado con el comportamiento de sus protagonistas.”

Las mujeres de estas novelas proceden de Nápoles y representan la frantumaglia, una situación de inestabilidad y fragmentación, una suerte de tironeo en direcciones opuestas. Al decir de Ferrante: “La frantumaglia es el efecto del sentido de pérdida, cuando se tiene la certeza de que todo aquello que nos parece estable, duradero, un anclaje para nuestra vida, va a sumarse de pronto a ese paisaje de detritos que nos parece entrever.”

La primera novela, El amor molesto, inicia con una muerte: “Mi madre se ahogó la noche del 23 de mayo, día de mi cumpleaños…” y nos ubica inmediatamente en el tiempo y en el espacio, a finales de los años 50, a pocos kilómetros de Minturno. A continuación vendrán la autopsia, el dolor, y el recuerdo de una lengua que inútilmente trata de olvidar, un dialecto que expresa la asfixiante violencia física y verbal del padre. Siempre acechando, otra peligrosa figura violenta, la de Caserta. El horror enmudece, o cuenta como puede, con los filtros de la palabra la dolorosa experiencia vivida. Madre e hija se superponen en una sola imagen, en una misma fotografía.

La ira de Olga vertebra Los días del abandono. “Me encontré sola y asustada de mi propia desesperación.” Nuevamente aparece el dialecto como la lengua de la ira y del dolor, con la protagonista asombrada de su propia furia. La realidad se metamorfosea como monstruosa después del abandono y queda claro que la mujer es quien lleva las marcas del sufrimiento.

La trilogía se cierra con La hija oscura. Leda ha sufrido un accidente. Van a visitarla al hospital, sus hijas, su ex marido, los amigos. Ella da una explicación aunque sabe que “las cosas más difíciles de contar son las que nosotros mismos no llegamos a comprender.” Después de ese episodio y del intenso trabajo académico, toma un descanso en un pueblito tranquilo junto al mar.

Una familia particular, de vacaciones igual que ella, la obligará a examinar su propio rol de madre. Una muñeca desencadenará sucesos inesperados. Roland Barthes en sus Mitologías ha dicho, refiriéndose a los juguetes, que prefiguran el universo de las funciones adultas, preparan al niño para que las acepte en su totalidad.

De este modo se prepara a la niña para la causalidad doméstica y para el rol de madre. La muñeca robada es en realidad el gesto liberador de Leda, un gesto que la propia madre de Elena, la niña dueña de la muñeca, no entenderá y actuará de manera brutal para recuperar el juguete.

Las tres novelas muestran mujeres que se debaten en realidades sórdidas, con imposiciones y exigencias por parte de un contexto social lleno de prejuicios y crueldades.

La literatura para Ferrante es un acto de habla, pero fundamentalmente, un acto social que nos interpela como lectores.

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