Con su aspecto de torre medieval, ocupó el pleno centro tucumano, en calles 25 de Mayo y Córdoba. Llevó mucho tiempo su conclusión pues hubo problemas con la firma adjudicataria. La licitación había sido hecha en 1927. 

En 1929 habían comenzado las obras, pero al poco tiempo prácticamente se detuvieron, empeñándose un solo albañil en su finalización. 

Finalmente intervino el Estado Nacional y abrió sus puertas el 24 de setiembre de 1939.